29 octubre 2006

ESTUDIO SOBRE LA VIOLENCIA Y EL ACOSO ESCOLAR

[El informe, realizado por Araceli Oñate e Iñaki Piñuel -miembros del Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Directivo- para la empresa Mobbing Research, se ha basado en las encuestas realizadas a 24.990 alumnos de entre 7 y 17 años pertenecientes a 1.150 aulas de 14 comunidades. No sólo es el estudio más amplio realizado en España hasta la fecha -el anterior del Defensor del Pueblo data de 1999 y sólo medía el acoso en la ESO- sino en toda Europa, superando al realizado por una de las mayores autoridades en la materia, el sueco Dan Olweus, quien examinó a 11.000 escolares en 2003.

Hace un año se comentaron en este blog los resultados que hasta esa fecha habían obtenido esos mismos expertos y ya se decía entonces que aproximadamente "uno de cada cuatro alumnos sufre algún tipo de acoso escolar" (cfr. # 210 , de fecha 23-IX-2005).

Ahora, ante la revelación de los datos del Estudio Cisneros X ‘Violencia y Acoso escolar’, se ha producido una notable alarma social: como si el informe fuese poco fiable con resultados exagerados que no reflejan verdaderamente la realidad social. Algunas autoridades educativas consideran -y así lo han publicado en diversos medios- que tan sólo son objeto de verdadero acoso escolar los casos que se han denunciado ante la Consejería de Educación y sus órganos dependientes; y el resultado -según ellos- es muy inferior a lo que refleja el Estudio Cisneros X.

"Es una equivocación -replica Iñaki Piñuel- que se utilice el recurso a los datos de las denuncias formales como indicador de la realidad de un problema, cualquiera que sea éste. Esto sólo puede confundir a la opinión pública. Ya ocurrió anteriormente con las cifras del maltrato doméstico, reducidas a tan sólo las decenas de mujeres que eran asesinadas; o con el ‘mobbing’, cuya prevalencia real algunos ‘observatorios’ socialmente miopes distorsionan presentando tan sólo el dato de las denuncias formalizadas ante los juzgados de lo social. Según este tipo de estadística serían solamente víctimas de la violencia doméstica las mujeres que la hubieran denunciado en los juzgados. O quizás más restrictivamente aún sólo habría que contar en las estadísticas oficiales los casos de las mujeres que ya hubieran fallecido asesinadas a manos de sus maridos. Todos sabemos que la realidad del sufrimiento de las víctimas de la violencia no oficialmente computada es muy diferente y en cualquier caso mucho más amplia."

Según el Estudio, un 23,2% de los niños españoles -prácticamente uno de cada cuatro, es decir unos 1.750.000 escolares en toda España- está viviendo de algún modo el acoso escolar. Además, un 53,7% de las víctimas de acoso escolar presenta síntomas de estrés postraumático (pesadillas, ansiedad, insomnio, flash back, pánico...), el 54,8% sufre depresión, el 53% tiene una imagen negativa de sí mismo...

Reproducimos a continuación, un interesante resumen del proceso de bullying o mobbing escolar, que, comentando los resultados del Estudio de Oñate y Piñuel, ha sido publicado por Ana María Ortiz en el suplemento Crónica de El Mundo.]

#347 Educare Categoria-Educacion

por Araceli Oñate e Iñaki Piñuel; resumen de Ana María Ortiz

_______________________

FASE 1: DESENCADENAMIENTO DEL PROCESO INSTIGADOR

Uno de los primeros tópicos que el estudio echa por tierra: el niño acosado no es un alumno carente de habilidades sociales, arrinconado por los demás por ser «gordo», «gafotas» o excesivamente tímido. El acoso puede recaer sobre cualquiera. «Muchos son niños absolutamente normales, felices y brillantes», dice Araceli Oñate. Prueba de ello es que muchas víctimas responden afirmativamente en los test a enunciados tan optimistas y generosos como «cuando pierdo en algún juego me alegro por los que ganan» o «prefiero salir con gente que quedarme a ver la tele».

El hecho que desencadena el proceso de acoso sorprende por lo puntual y lo insignificante. Cometer un error, haberse dejado anotar una canasta crucial como el niño de Andalucía, orinarse delante de la clase, sacar una nota que despunta por arriba o por abajo o incorporarse tarde al colegio... cualquier detalle basta para que el agresor se fije en alguien y decida convertirlo en su presa.

Ante esta caprichosa elección, los más pequeños son los más desprotegidos. El informe ha confirmado a los expertos lo que ya sorprendió en un estudio realizado anteriormente en la Comunidad de Madrid. Si en 1º de Bachillerato el acoso afecta al 11,40% de los alumnos, en Segundo de Primaria (niños de siete años) lo sufre el 41,4%. A medida que el niño crece, la posibilidades de ser blanco de sus compañeros de pupitre disminuyen: un 37% en 4º de Primaria, un 28,10% en 5º, un 25% en 6º, un 23% en 1º de ESO... De esta estadísticas, los especialistas extraen una mensaje esperanzador (puesto que el acoso disminuye con la edad, la escuela socializa) y una pregunta inquietante: ¿Qué se estará viviendo en las aulas de los niños de cinco y seis años, demasiados pequeños como para someterlos a una evaluación mediante test?

Entre las buenas noticias está el hecho de que el acoso escolar no reproduzca el patrón de la violencia de género, algo que algunos especialistas temían que imperara también en las aulas. Niños (el 24,4% son víctimas) y niñas (21,8%) lo sufren en igual medida. «Por lo general, los niños acosan a otros niños y las niñas a otras niñas», explica Piñuel. «Aunque sí es cierto que la modalidad de acoso y violencia escolar varía en función del sexo. Los niños se decantan más por la agresión física y las amenazas directas mientras que las niñas atacan a la víctima aislándola y excluyéndola, intentando bloquearla socialmente». Ser homosexual o extranjero tampoco da más papeletas para convertirse en blanco de los demás. Sólo un 1% de los acosadores eligió a su víctima «porque era diferente».

Harán falta más estudios y una digestión pausada de los datos para averiguar el por qué de las diferencias entre comunidades. Andalucía se sitúa en la cabeza de la lista, con un 27,7% de sus alumnos sometidos a un acoso intenso o muy intenso, seguida del País Vasco y Navarra (25,6%), y Asturias y Cantabria (23,6%). Mientras que las aulas menos conflictivas son las aragonesas (18,2%) y las canarias (19,1%).


FASE 2: COMIENZA EL HOSTIGAMIENTO Y EL ACOSO

El acosador ya tiene a su víctima en el punto de mira y comienza a desplegar sus armas para conseguir que el resto del grupo lo demonice también. Le pone motes, realiza caricaturas ofensivas, le grita, le chilla o lo maltrata ostensiblemente a la vista de todos... «Intenta que los testigos pasen a ser participantes activos en el proceso de acoso», explica Piñuel. Algunos colaboran en el hostigamiento por miedo al instigador y a que éste pueda cebarse con ellos también. Los más simplemente se dejan llevar por el mimetismo de la violencia. «La mayoría se burlará de la víctima, la estigmatizará y se apartará de ella por el simple hecho de que todos lo hacen», asegura Araceli Oñate.

Un 39,40% de los escolares estudiados por ella y Piñuel acosan esporádicamente a otros y el 3% son acosadores frecuentes o sistemáticos. Los que ejercen la violencia aducen la siguientes razones para hacerlo: «Porque me provocaron» (22,4%), «por gastar una broma» (8,6%), «para evitar que me lo hagan a mí» (2,9%), «por pasar el rato» (3,2%), «porque a mí me lo hacen» (3%)...

¿Y qué sucede con los acosadores tras la vida escolar? Los expertos creen que perpetúan la violencia y la trasladan al ámbito laboral, familiar o vecinal. Un 60% de los niños que acosa en el colegio comete algún delito antes de los 24 años.


FASE 3: EL ASESINATO PSICOLÓGICO

El niño acosado comienza a creer que todo lo hace mal, que es un desastre, tiene una visión pesimista de la vida y de los demás e incluso se inclina por pensar que los que lo acosan tienen razón. Se derrumba. Una de cada cuatro víctimas dice que lleva padeciendo esta situación «desde siempre», el 28% «desde que comenzó el curso», el 25% «desde hace unos meses» y el 22% lo sufre «desde hace unas semanas». En contra de lo que podría pensarse, les produce mayores daños psicológicos que le pongan un mote o lo aíslen que recibir una patada. Y son justamente las conductas más dolorosas las preferidas por los agresores: Bloqueo social de la víctima (29,3%), hostigamiento (20,9%), manipulación (19,9%), coacción (17,4%)...

Ante este panorama, el niño comienza a desarrollar los primeros síntomas de indefensión: disminuye su rendimiento escolar, se aísla socialmente, altera su conducta (pánico, ataques de rabia, llanto o miedo a ir al colegio), surge la agresividad y los primeros incidentes con la familia, aumenta el absentismo escolar, se retrae... El asesinato psicológico está en marcha.

Y es entonces cuando se procede a cometer, a decir de Oñate y Piñuel, uno de los mayores errores a la hora de intervenir. «Se busca la causa del acoso en la víctima, produciéndose el demoledor fenómeno de la victimización secundaria. Se le saca de clase para ir a ver al psicólogo, se le señala ante sus padres o demás compañeros como un niño difícil, insociable, agresivo, depresivo, hiperactivo, neurótico que presenta necesidades educativas especiales...», explica Oñate. Es decir: se le hunde aún más.


FASE 4: MANIFESTACIONES PSICOSOMÁTICAS GRAVES

La conclusión más alarmante del estudio es el enorme daño psicológico que sufren las víctimas. Un 53% presenta síntomas de estrés postraumático (pesadillas, ansiedad, temblores, sudoración, flash back, pérdida de la capacidad de concentración...), un 54,8% presenta síntomas de depresión, un 38% de autodesprecio, un 57,2 disminución de la autoestima, un 53% tiene una imagen negativa de sí mismo... El 15% presenta ideas suicidas recurrentes. «La vida en general es una porquería», «a veces me dan ganas de morirme», son algunos de los ítems del test AVE (Acoso y Violencia Escolar, TEA ediciones 2006) que mide este riesgo en los niños afectados. Ante tal cuadro clínico, no es de extrañar que con frecuencia muchos yerren en el diagnóstico y se confunda a la víctima con un enfermo mental.

«Algunos de estos niños, cuando los cambian de centro para tratar de cortar el acoso, pueden llegar a reproducir el comportamiento del agresor en el nuevo colegio. "Esta vez no me va a pasar porque soy yo quien va a dar"», explica Araceli Oñate. Es la lección que parece querer dar un polémico videojuego de Rockstar, protagonizado por un niño que sobrevive a los ataques de sus compañeros echando mano de bates de béisbol o bombas fétidas. En España se lanzará a finales de año.


FASE 5: EXPULSIÓN O AUTOEXCLUSIÓN ESCOLAR

Le sucedió a la niña apaleada en Burgos el pasado 4 de septiembre. Y al niño de Andalucía. La mayoría de los casos de acoso escolar se zanjan con la salida de la víctima del colegio. «Muerto el perro se acabó la rabia», dice Piñuel, muy crítico con esta práctica para la que ha acuñado el término de «síndrome de negación institucional». «Las instituciones escolares tienden a negar sistemáticamente que tales violencias existan en sus centros porque es una patata caliente que no desean. No quieren asumir la responsabilidad que tienen de proteger a los niños y demasiadas veces lo que esperan de las víctimas es que se marchen. Es la salida más cómoda, pero la más injusta y lesiva para el niño». En muchos casos el cambio de colegio está aconsejado por el orientador.

Piñuel y Oñate son también bastantes escépticos sobre la eficacia de las figuras que los colegios han creado para enfrentarse al acoso: comisiones de convivencia, mediadores o especialistas en resolución de conflictos. «Se le ha retirado la autoridad al profesor para corregir y reprochar conductas y se ha derivado en comisiones que tardan días o semanas en decidir. El agresor no aprende a tiempo que su conducta es reprobable porque el mensaje le llega 25 días después», dice Piñuel.

Los expertos son partidarios de la creación de un Plan integral de intervención en materia de acoso que apueste por el protagonismo de los profesores y les devuelva la posibilidad de actuar inmediatamente. Durante el curso pasado, Piñuel y Oñate lanzaron en algunos colegios de Madrid su propio plan. Y parece que funciona. Pusieron en marcha lo que llamaron «Protocolos de buen trato», una dinámica de creación de normas de comportamiento contra la violencia y el maltrato que los propios alumnos elaboran y que el colegio asume como propias: «Todos somos un equipo», «no arrinconar»... En las clases donde se ha aplicado, el acoso se ha reducido un 60%.

Otro dato esperanzador es que un 15,5% de los niños acosados asegure que son defendidos por otro compañero cuando les agreden. (Sólo el 9,6% dice que le ayuda un profesor y el 5,1% otro adulto). Unos héroes a decir de Piñuel y Oñate. «Un niño que ayuda a un excluido se convierte automáticamente en candidato a la marginación».

14 octubre 2006

LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN Y LA IRRACIONALIDAD

[Seguimos con Ciencia y Fe. En concreto con la teoría de la evolución y el mensaje cristiano; prolonga de algún modo el artículo anterior con la entrevista al Dr. Francis Collins.

Como es bien sabido, el evolucionismo es utilizado por los materialistas como un arma para combatir el cristianismo: algunos piensan que con la teoría de la evolución es innecesario e incluso imposible admitir la existencia de Dios, del gobierno divino del mundo, de un plan divino acerca del ser humano, y de la existencia de dimensiones espirituales en la persona humana.

Sin embargo, el Papa Juan Pablo II -en continuidad con el Magisterio pontificio precedente- ha recordado en varias ocasiones que no existen obstáculos entre la teoría de la evolución y la fe en la creación, si se las entiende correctamente.

Queda claro que «entender correctamente» significa admitir que las dimensiones espirituales de la persona humana exigen una intervención especial por parte de Dios, una creación inmediata del alma espiritual.

El mismo Juan Pablo II enseñaba en su catequesis: Por tanto, se puede decir que, desde el punto de vista de la doctrina de la fe, no se ven dificultades para explicar el origen del hombre, en cuanto cuerpo, mediante la hipótesis del evolucionismo. Es preciso, sin embargo, añadir que la hipótesis propone solamente una probabilidad, no una certeza científica. En cambio, la doctrina de la fe afirma de modo invariable que el alma espiritual del hombre es creada directamente por Dios. O sea, es posible, según la hipótesis mencionada, que el cuerpo humano, siguiendo el orden impreso por el Creador en las energías de la vida, haya sido preparado gradualmente en las formas de seres vivientes antecedentes. Pero el alma humana, de la cual depende en definitiva la humanidad del hombre, siendo espiritual, no puede haber emergido de la materia.

Un análisis sobre el evolucionismo ya fue tratado por extenso en este blog por el Prof. Mariano Artigas (cfr. #200), pero es oportuno volver ahora sobre el tema con ocasión de la catequesis de Benedicto XVI en Alemania.

En la homilía del día 12 de septiembre, en la explanada de Isling (Ratisbona), decía el Papa entre otras cosas:

  • Creemos en Dios. Esta es nuestra opción fundamental. Pero, nos preguntamos de nuevo: ¿es posible esto aún hoy? ¿Es algo razonable? Desde la Ilustración, al menos una parte de la ciencia se dedica con empeño a buscar una explicación del mundo en la que Dios sería superfluo. Y si eso fuera así, Dios sería inútil también para nuestra vida. Pero cada vez que parecía que este intento había tenido éxito, inevitablemente resultaba evidente que las cuentas no cuadran. Las cuentas sobre el hombre, sin Dios, no cuadran; y las cuentas sobre el mundo, sobre todo el universo, sin él no cuadran. En resumidas cuentas, quedan dos alternativas: ¿Qué hay en el origen? La Razón creadora, el Espíritu creador que obra todo y suscita el desarrollo, o la Irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente un cosmos ordenado de modo matemático, así como el hombre y su razón. Esta, sin embargo, no sería más que un resultado casual de la evolución y, por tanto, en el fondo, también algo irracional.
  • Los cristianos decimos: "Creo en Dios Padre, Creador del cielo y de la tierra", creo en el Espíritu Creador. Creemos que en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad. Con esta fe no tenemos necesidad de escondernos, no debemos tener miedo de encontrarnos con ella en un callejón sin salida. Nos alegra poder conocer a Dios. Y tratamos de hacer ver también a los demás la racionalidad de la fe, como san Pedro exhortaba explícitamente, en su primera carta (cf. 1 P 3, 15), a los cristianos de su tiempo, y también a nosotros.
  • Creemos en Dios. Lo afirman las partes principales del Credo y lo subraya sobre todo su primera parte. Pero ahora surge inmediatamente la segunda pregunta: ¿en qué Dios? Pues bien, creemos precisamente en el Dios que es Espíritu Creador, Razón creadora, del que proviene todo y del que provenimos también nosotros.

Para ver el texto completo de esa homilia del Papa basta pulsar aquí.

Reproducimos un artículo de Juan Luis Lorda que glosa este texto y que fue publicado en el Diario de Navarra (16-IX-2006).

#346 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por Juan Luis Lorda

_______

El viaje a Alemania de Benedicto XVI, como cabía esperar, ha sido la ocasión de varios discursos muy significativos. El mismo Papa que, al principio de su pontificado, no quería señalar cuál iba a ser su programa, ha aprovechado todas las ocasiones importantes para hablar de las cuestiones que le interesan, que son las grandes cuestiones del debate intelectual.

El día 12, en Ratisbona, pronunció una homilía sobre la creación del mundo. Y tuvo un discurso académico, en la Universidad donde fue Vicerrector, sobre las relaciones entre fe y razón. El tema tiene enorme actualidad.

En 1859, Darwin publicó El origen de las especies. Y casi un siglo después, hacia 1960, dos ingenieros de la compañía Bell, sin saberlo, dieron con la prueba de la explosión inicial del universo (Big Bang). La teoría de la evolución cambió nuestra concepción sobre el origen del hombre. Y la teoría del Big Bang cambió nuestra idea sobre el origen del mundo.

Si juntamos las dos teorías, resulta una especie de proceso que comienza con la explosión original, hace más de 14.300 millones de años, y que produce toda la realidad que conocemos, hasta la criatura más compleja, que es el hombre, y el objeto más complejo del universo, que es el cerebro.

La Teoría de la evolución fue saludada por muchos pensadores materialistas como la demostración de que el hombre es sólo materia. En cambio, la teoría del Big Bang acabó con la ilusión materialista de la materia eterna, que “ni se crea ni se destruye”. Por supuesto la materia se destruye y se degrada en energía. Pero, además, toda la materia que conocemos actualmente en todas sus formas, ha emergido y se ha constituido a partir de la explosión original. Y esto necesita algún tipo de explicación.

Y aquí está el quid de la cuestión. Quienes quieren seguir siendo materialistas defienden que la explosión y todo lo que ha venido después es un proceso sin ninguna lógica. Es decir, que no hay ninguna mente detrás, que todo es fruto ciego del azar. Y niegan que la evolución tenga ningún sentido. Es una apuesta por el absurdo.

El argumento que le gusta repetir a Benedicto XVI es que si el proceso es irracional, entonces la razón humana, que es resultado de ese proceso, es fruto de la irracionalidad. Curiosa paradoja: una razón que procede de la sinrazón. Esto recuerda el prólogo del Quijote y el argumento con el que se volvió loco.

Que ha habido casualidad en la formación del universo es evidente. Hoy mismo la casualidad, el azar, pequeñas causas imprevisibles dominan, por ejemplo, el tiempo atmosférico, y muchas circunstancias de la vida. Siempre ha habido casualidad.

Pero hay que tener cuidado con este argumento. Si un día paseamos por el campo y metemos el pie en un hoyo donde encontramos un tesoro; la casualidad explica que encontremos el tesoro, pero no explica la existencia del tesoro. De forma paralela, la casualidad ha podido tener un papel en la aparición de las formas superiores de la vida, pero no las explica. La casualidad puede dar ocasión a que se manifiesten las leyes y las estructuras del mundo, pero no explica las leyes y las estructuras del mundo.

Esta es hoy la cuestión más importante de la filosofía de la ciencia: la emergencia del orden y de las propiedades. Para los que son creyentes, la existencia de orden y belleza en el universo es una huella de la sabiduría del Creador. De un creador de las leyes y de las formas, que ha creado el mundo contando también con el azar para desarrollarlo.

En este proceso, que pasa desde una explosión inicial de energía a la aparición de todas las formas y las leyes de la física, a la formación de las peculiares condiciones de la tierra, a la aparición de las formas de vida y al desarrollo de toda la escala hasta el hombre, ha habido mucha casualidad. Pero las leyes, las formas, las estructuras, las propiedades y la razón humana no se explican por la casualidad. Lo racional no se explica por lo irracional. La razón no puede basarse en la sinrazón. La inteligencia tiene que basarse en la inteligencia.

11 octubre 2006

LA FE DE UN CIENTÍFICO

[Francis Collins es el Director del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano.

Dr. Collins received a B.S. from the University of Virginia, a Ph.D. in Physical Chemistry from Yale University, and an M.D. from the University of North Carolina. Following a fellowship in Human Genetics at Yale, he joined the faculty at the University of Michigan, where he remained until moving to NIH in 1993. His research has led to the identification of genes responsible for cystic fibrosis, neurofibromatosis, Huntington's disease and Hutchison-Gilford progeria syndrome. He is a member of the Institute of Medicine and the National Academy of Sciences. (
Full Biography)

Este científico de primera fila que fue ateo y ahora es creyente dice entre otras muchas cosas: "Cada descubrimiento que hacemos es para mí una oportunidad de adorar a Dios en un sentido amplio, de apreciar un poco la impresionante grandeza de su creación. También me ayuda a apreciar que los tipos de preguntas que la ciencia puede contestar tienen límites. Y es entonces cuando me vuelvo a Dios para encontrar sus respuestas. La ciencia me dirá cómo funcionan las cosas. No me dirá por qué estamos aquí, cuál es la finalidad de la vida, o qué sucede después de la muerte. Para esto necesito la fe. Y estoy muy agradecido de poder beneficiarme de ambas formas de conocimiento para poder apreciar en su totalidad el maravilloso don de la vida que nos ha sido dado."

No cabe duda de que Francis Collins es un sabio rebelde en estos tiempos en que lo correcto parece ser el agnosticismo y el ateismo práctico, con un gran desprecio de Dios.


Francisc Collins fue entrevistado recientemente en
Beliefnet sobre su libro The language of God ("El lenguaje de Dios"). Reproducimos a continuación la versión española de esa entrevista que ha sido publicado en Atrio. La traducción es de Mertxe Renobales.]


#345 Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia


by
Laura Sheahen (Beliefnet)

_____________________________

P. En su libro, Ud. dice que la religión y la ciencia pueden coexistir en la mente de una persona. Esto ha representado una lucha para algunas personas, especialmente en lo que se refiere a la evolución. ¿Cómo compagina Ud. la evolución con la Biblia?

R. Como alguien que ha tenido el privilegio de dirigir el proyecto sobre el genoma humano, he tenido la oportunidad de estudiar nuestro propio libro de instrucciones que es el ADN con un detalle que no había sido posible antes. Recientemente también ha sido posible comparar nuestro ADN con el de otras muchas especies. La idea de que todos los seres vivos descendemos de un precursor común se apoya en una evidencia contundente. Como cristiano que cree en la Biblia, no quisiera que fuera así necesariamente. Pero es así. Y negarlo sólo hace un flaco favor a la fe. Sin embargo, no tengo ninguna dificultad en compaginar esto con mis creencias como cristiano porque creo que Dios tuvo un plan para crear unas criaturas con las que pudiera relacionarse, en las que pudiera inspirar una ley moral, en las que pudiera infundir un alma, y a las que pudiera dar una voluntad libre como regalo para poder tomar decisiones sobre nuestro propio comportamiento; un don que nosotros a menudo utilizamos para hacer lo que no debemos. Yo creo que Dios utilizó el mecanismo de la evolución para conseguir su objetivo. Y aunque a nosotros, que estamos limitados por el tiempo, nos puede parecer que es un proceso muy largo, no fue así para Dios. Y para Dios tampoco fue un proceso al azar. Dios había planificado cómo resultaría todo al final. No había ambigüedades.

P. Hay un tema que preocupa a muchos cristianos, por otra parte muy abiertos a la ciencia. ¿Qué les diría Ud. a los cristianos que piensan que el azar o el caos que la evolución implica a menudo es contrario a sus creencias más íntimas?

R. Les diría que comprendo muy bien lo irritante y desconcertante que esto puede ser. Les diría que la postura de algunos creyentes de rechazar la evolución equivale a rechazar la información que Dios nos ha dado, la capacidad de entender. Yo creo que, al darnos la inteligencia, Dios quiso darnos la oportunidad de investigar y de apreciar las maravillas de su creación. Dios no se ve amenazado por nuestras aventuras científicas. La respuesta a esa preocupación sobre el azar y el caos es tratar de pensar más allá de nuestras limitaciones humanas del espacio y el tiempo. Si Dios es real, y yo creo que sí, entonces Dios está fuera de la naturaleza. No está, por tanto, limitado por las leyes de la naturaleza como lo estamos nosotros. En ese mismo momento en el que el universo fue creado, en esa inimaginable explosión de energía, Dios tenía el plan de cómo todo aquello se fusionaría en estrellas y galaxias, planetas, y cómo la vida llegaría en un pequeño planeta cerca del borde externo de una galaxia espiral. Y en última instancia, después de cientos de millones de años, daría lugar a criaturas inteligentes en las que podría infundir el deseo de buscarle y el conocimiento del bien y del mal. Y todo esto ocurrió en su mente en un abrir y cerrar de ojos. Puede parecer que todo este proceso es al azar y por tanto su resultado es impredecible, pero, sin embargo, para Dios no fue así.

P. ¿Qué otras cosas ha aprendido Ud. de su trabajo con el ADN que en su opinión revelan algo sobre Dios o sobre la espiritualidad?

R. Bien. Como científico y creyente, la oportunidad de descubrir los increíbles entresijos de la creación de Dios es una ocasión de adorarle. El poder estudiar, por primera vez en la historia de la humanidad, los 3 mil millones de letras del ADN humano –que considero el lenguaje de Dios– nos permite vislumbrar el inmenso poder creador de su mente. Cada descubrimiento que hacemos es para mí una oportunidad de adorar a Dios en un sentido amplio, de apreciar un poco la impresionante grandeza de su creación. También me ayuda a apreciar que los tipos de preguntas que la ciencia puede contestar tienen límites. Y es entonces cuando me vuelvo a Dios para encontrar sus respuestas. La ciencia me dirá cómo funcionan las cosas. No me dirá porqué estamos aquí, cuál es la finalidad de la vida, o qué sucede después de la muerte. Para esto necesito la fe. Y estoy muy agradecido de poder beneficiarme de ambas formas de conocimiento para poder apreciar en su totalidad el maravilloso don de la vida que nos ha sido dado.

P. En su libro también menciona algunos de sus recelos relacionados con el ADN. Ud. habla del escenario de "Gattaca" y los niños de diseño –la posibilidad de que los padres puedan elegir qué genes quieren para sus hijos. ¿Cuáles son sus preocupaciones morales?

R. Creo que hemos recibido el don de la capacidad de entender muchos aspectos de nuestras estructuras mecánicas, incluido nuestro libro de instrucciones. Y también discuto que, por supuesto, esto no es todo. El conocimiento que tenemos sobre la biología y la genética humana no es ni bueno ni malo. Es sólo conocimiento. La aplicación que decidamos hacer de este conocimiento tiene un carácter moral. En este sentido, las personas aceptan, en general, las aplicaciones que desarrollemos para curar o prevenir enfermedades terribles. Ciertamente aliviar el sufrimiento y ayudar a aquellos que están enfermos dándoles la oportunidad de curarse es el mandato de todas las grandes religiones del mundo. Y pienso que el estudio del ADN del genoma humano es una oportunidad maravillosa y sin precedentes de poder hacerlo. Pero, ¿cuáles son los límites? ¿Aceptamos la idea de ir más allá del tratamiento de las enfermedades y de mejorar ciertas características humanas? Parte de esas discusiones se agarran a ese tipo de ciencia que no sabemos hacer. No creo que llegaremos a poder especificar las características de las generaciones futuras porque muchos aspectos no están determinados por los genes sino por la educación, el libre albedrío y todas esas cosas que nos hacen humanos y que no dependen de nuestro ADN. Pero creo que hay cuestiones serias en todo esto sobre hasta dónde queremos llegar. Ninguna de ellas es inminente, pero sería muy útil para nosotros, como sociedad, y particularmente para los creyentes, discutir de manera racional, prudente, no emocional, y decidir dónde están los límites de esta tecnología que no debemos sobrepasar.

P. Parece que en algunos casos ya está sucediendo; por ejemplo, cuando a algunos padres se les notifica que su futuro bebé tiene el síndrome de Down, deciden terminar el embarazo. ¿Cuál es su opinión sobre esto?

R. A mí me preocupa el hecho de que las aplicaciones de la genética que en este momento son posibles se concretan en las áreas prenatales. Esta no es la razón por la que yo entré en esta disciplina. La razón era buscar la manera de tratar las enfermedades más que impedir que esos individuos nacieran. Pero, por supuesto, en nuestra sociedad actual las personas tienen la oportunidad de beneficiarse de estas tecnologías. Y como sociedad hemos decidido que esta capacidad de decisión se debe defender. En última instancia la genética nos va a llevar más lejos. De las situaciones a las que nos enfrentamos aprenderemos cómo tratar a los que tienen cáncer, cómo curarles de formas que ahora no podemos llevar a cabo, cómo prevenir la diabetes en alguien que está predispuesto a ella para que no termine contrayendo esta terrible enfermedad, cómo tratar enfermedades mentales mucho más efectivamente que como lo podemos hacer ahora. Estas son las verdaderas promesas de esta disciplina que se materializarán en la próxima década.

P. ¿Qué opina sobre el reciente estudio sobre la eficacia de oración a favor de pacientes enfermos?

R. Se refiere a unos estudios en los que unas personas rezan por otras personas enfermas a los que no conocen y que no saben que otros están rezando por ellos. Me parece que es un campo de investigación interesante, que puede descubrir cosas, pero un tanto desconcertante. Pero me parece que contradicen lo que yo pienso que es la oración. Para mí, en mi creencia cristiana, la oración no es una oportunidad de manipular a Dios para que haga lo que nosotros queremos. La oración es una oportunidad de conversar con Dios para sintonizar con su voluntad. En el Padre Nuestro no decimos ‘hágase mi voluntad’ sino ‘hágase tu voluntad’. Y me parece que estos estudios se basan en la suposición de que si decimos las palabras adecuadas en unas ciertas circunstancias podemos conseguir que Dios haga lo que nosotros queremos. En mi opinión, esto no es coherente con lo que leo en la Biblia sobre el papel que la oración ha tenido en las vidas de los creyentes más grandes. Por tanto, el hecho de que estos estudios parecen dar respuestas ambiguas no me dan mucha seguridad sobre el valor de la oración. Están diseñados de manera que suponen un cierto valor a la oración que es un tanto diferente del que para mí tiene en mi propia vida.

P. ¿Tiene Ud. una oración favorita?

R. No estoy apegado a ninguna oración en particular. Hay varios pasajes de la Escritura que me gustan, especialmente cuando estoy luchando y buscando respuestas. Uno de ellos es Santiago 1:5 "si uno de vosotros no tiene sabiduría, que le pida a Dios que da a todos con generosidad y sin reproches, y se le dará." Siempre me da la impresión de que no tengo sabiduría. Esta seguridad de que uno le puede pedir a Dios que se la de y que sucederá ciertamente me da confianza. En mi experiencia esto sucede cuando estoy en actitud orante hacia Dios. Nunca le he oído a Dios hablar en voz alta. Pero a menudo, cuando estoy luchando y buscando una respuesta, buscando una forma sabia de plantear un problema difícil, una oración me ayuda de una forma que me resulta difícil de describir. No es algo que un no creyente pueda entender con facilidad. Pero para aquellos que somos creyentes, pienso que esto es en realidad en lo que consiste la oración.

P. La portada de su libro tiene un trozo de ADN como si fuera una vidriera. ¿Es esto lo que se supone que debe ser?

R. Absolutamente. Está inspirada en un par de imágenes que utilizo a menudo cuando estoy hablando a un grupo sobre ciencia y fe. Las imágenes comparan lo que uno puede ver cuando mira el rosetón de la Catedral de Westminster y cuando mira el ADN. Imagínese que está mirando el ADN a lo largo del eje de la doble hélice: se ve esta preciosa imagen circular que se parece muchísimo a una vidriera redonda de una iglesia.

P. ¿Qué es lo que Ud. desearía que las personas religiosas supieran sobre los científicos y los científicos sobre los creyentes?

R. Los científicos con frecuencia ven una caricatura de lo que es la fe. Llegan a la conclusión de que la fe es algo a lo que se llega exclusivamente por el sentimiento. No perciben la noción de que la fe puede ser una elección completamente racional, como lo fue para mí. De la misma forma que los científicos a veces están expuestos a caricaturas de las personas religiosas, pienso que las personas religiosas a menudo tienen una visión de los científicos que está basada en extremismos. El 40% de los científicos creen en un Dios personal a quien se pueden dirigir en oración y esperar una respuesta. Esto se ha comprobado en varias encuestas. Necesitamos todas las formas de conocer posibles, todas las formas de decir la verdad. La Ciencia es una. La Fe es otra. No son opuestas para nada. Son formas diferentes de contestar a la preguntas más importantes.

08 octubre 2006

EL CULEBRÓN MCCARTNEY-MILLS

[Proliferan las encuestas y es frecuente que traten sobre los factores que influyen en la felicidad; los resultados están al alcance de cualquiera que se interese (basta plantear la cuestión en Google).

En ocasiones se citan diversas causas que conducen a la felicidad: tener un trabajo estable –e interesante, si es posible- y no pasar problemas económicos; disponer de tiempo libre para dedicarlo a las aficiones y a estar con los amigos o amigas; dedicar tiempo a actividades de solidaridad, etc.

Pero es indudable que muchos entienden que su felicidad está muy relacionada con su vida familiar. He leído en los resultados de una de las encuestas: “De acuerdo a los datos arrojados por el estudio, sin duda la familia es el factor más importante en la generación de felicidad (…), con una alta correlación matemática entre felicidad y satisfacción con la vida familiar, aspecto al que un 71% le pone nota 6 ó 7.”
Un artículo del profesor de sociología Alejandro Navas que ahora reproducimos –se publicó en el Diario de Navarra (13-IX-2006)- toma ocasión de la nueva crisis familiar de Paul McCartney para destacar algunas paradojas sociales y apuntar a las causas.

Dice el autor: “En momentos en que la gente declara valorar la familia como lo más importante de su vida y factor decisivo para la felicidad, las cifras de rupturas matrimoniales se disparan sin contemplaciones. En ocasiones, como ocurre en España con el llamado divorcio exprés, las leyes y la práctica judicial ayudan a ese proceso, que sólo los muy ingenuos o cínicos pueden calificar de progreso y liberación.”

Y concluye con una afirmación sobre la que merece la pena que reflexionemos todos, pero deben hacerlo de modo especial los legisladores y los políticos: “Sin duda que gestionar la vida en común es cosa de cada matrimonio, pero sabemos que el marco legal e institucional incide con fuerza en el ámbito microsocial, y resulta trágica para el bienestar social -consideraciones morales al margen- la hostilidad hacia la familia que se advierte en nuestra legislación y acción de gobierno más recientes.”]

# 344 Hogar Categoria-Matrimonio y Familia

por Alejandro Navas, profesor de Sociología de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra
______________________

Nuestros pantanos alcanzan mínimos históricos, pero en el aspecto informativo no ha habido ninguna sequía este verano: la guerra del Líbano y la amenaza nuclear iraní, el interminable flujo de cayucos, los incendios en Galicia, los escándalos del doping en el deporte o la gesta de nuestra selección de baloncesto han proporcionado noticias suficientes para llenar sobradamente las páginas de los periódicos.


De esta forma, no ha sido necesario prestar excesiva atención a los devaneos de la jet set de vacaciones en Mallorca y menos aún, sacar de la nevera a viejos conocidos como el monstruo del lago Ness.En el apartado de los famosos y sus desventuras, que nunca puede faltar, ha cobrado especial relieve el proceso de divorcio de Paul McCartney y Heather Mills. Los que hemos crecido arrullados por la música de los Beatles y seguimos considerándolos nuestros ídolos asistimos consternados a las peripecias de este culebrón. Lo que iba a ser una separación civilizada y amistosa lleva visos de convertirse en una auténtica guerra, para satisfacción de la prensa sensacionalista. Esta evolución no sorprende si se tiene en cuenta simplemente el dinero que hay en juego. Hace todo más doloroso el contraste con el primer matrimonio de Paul, caso único y ejemplar dentro del inestable mundo de la farándula.

Entre cantantes y actores que se juntan y se separan a velocidades crecientes, el matrimonio de Paul y Linda constituyó una excepción admirada y envidiada por todos. Muchos se preguntaron y les preguntaron por las claves de esa feliz unión. Una de ellas fue que nunca en tantos años de vida en común pasaron una noche separados, lo que tiene especial mérito si se tiene en cuenta la ajetreada vida del cantante. Y es que la convivencia parece requisito imprescindible para que cuaje y se fortalezca el amor dentro de la pareja. Alguien definió el matrimonio como una larga conversación que dura toda la vida, pero es claro que si el otro no está a mano, no se puede hablar con él. Naturalmente que el mero hecho de comunicarse no asegura el éxito de la vida en común. Se requiere un acuerdo en torno a la orientación básica de la vida, y esto parece que ha fallado en el matrimonio McCartney-Mills. El sesentón Paul prefería una vida tranquila y hogareña, y su joven y marchosa esposa quería llevar una vida social mucho más intensa.

Pero no me propongo realizar aquí un estudio del caso, también por respeto a su maltratada intimidad. En momentos en que la gente declara valorar la familia como lo más importante de su vida y factor decisivo para la felicidad, las cifras de rupturas matrimoniales se disparan sin contemplaciones. En ocasiones, como ocurre en España con el llamado divorcio exprés, las leyes y la práctica judicial ayudan a ese proceso, que sólo los muy ingenuos o cínicos pueden calificar de progreso y liberación.

Sin duda que gestionar la vida en común es cosa de cada matrimonio, pero sabemos que el marco legal e institucional incide con fuerza en el ámbito microsocial, y resulta trágica para el bienestar social -consideraciones morales al margen- la hostilidad hacia la familia que se advierte en nuestra legislación y acción de gobierno más recientes.