12 marzo 2005

TODOS IGUALES PERO DIFERENTES.- EL DERECHO A UNA EDUCACIÓN DIFERENCIADA

[Como es bien sabido, en nuestros días la coeducación está seriamente cuestionada en todo el mundo. ¿Por qué se habla ahora tanto de los colegios diferenciados, de la educación diferenciada? Pues bien, sencillamente -dice la autora de este texto- por el reconocimiento de algo que hemos intentado negar a lo largo de los últimos años y que, sin embargo, es evidente, pues lo constatamos en nuestra vida diaria al relacionarnos con el sexo opuesto: Porque somos diferentes. Algunos podrían pensar que esto no es más que una idea católica trasnochada, pero nada más lejos de la realidad. Curiosamente, como se refleja con claridad meridiana en este estudio, la realidad es otra bien distinta: (...) es la nueva bandera enarbolada por la izquierda y las feministas más progresistas, con un fuerte basamento en estudios científicos que demuestran diferencias entre el varón y la mujer en su propia estructura cerebral. Hay décadas de investigación en la neurociencia, en endocrinología genética, en psicología del desarrollo que demuestran que las diferencias entre los sexos, en sus aptitudes, formas de sentir, de trabajar, de reaccionar, no son sólo el resultado de unos roles tradicionalmente atribuidos a hombres y mujeres, o de unos condicionamientos histórico-culturales, sino que son innatas. Muy interesante texto para reflexión de profesionales de la educación y de los padres de familia, pero también para los gobernantes en los distintos niveles. Publicado en Nueva Revista (enero-febrero 2005).]

# 127 ::Educare Categoria-Educacion

por María Calvo Charro, Profesora Titular de la Universidad Carlos III.

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¿Cómo podríamos saber lo que nos conviene sin saber quienes somos? (Platón)


I – LA EDUCACIÓN MIXTA . UN DOGMA A DEBATE.

Poner en tela de juicio en España el dogma de la educación mixta o coeducación, es decir, cuestionar las ventajas de los colegios y clases compartidas por niños y niñas, lleva consigo de forma casi indefectible el ser tachado de retrógrado, encasillado en algún movimiento religioso radical o considerado contrario a un principio democrático fuertemente asentado y aceptado por la generalidad.

Sin embargo, sorprendentemente, en la actualidad, en algunos países desarrollados, las más modernas tendencias de la izquierda y los movimiento feministas más avanzados, están comenzando a replantearse el dogma y a exigir, sobre rigurosos estudios científicos y estadísticas, el reconocimiento del fracaso educativo de los colegios mixtos y la necesidad de aceptar que niños y niñas son diferentes y, en consecuencia, precisan de una educación diferenciada.

En los países más desarrollados de nuestro entorno se ha abierto un intenso debate público sobre la eficacia de la educación diferenciada, sus ventajas y desventajas están siendo analizadas en profundidad. En algunos de estos países la discusión y el análisis ha dejado ya paso a la adopción de medidas concretas, como la creación de colegios públicos “single-sex” o la separación dentro de un mismo colegio de clases de niños y clases de niñas durante determinadas edades.

Como ejemplo, podemos citar el caso de Nueva Gales del Sur, el estado con más población de Australia, donde las solicitudes de plaza en escuelas públicas mixtas se redujo, ya en el 2001, en un 50%[1]; o el de los Lander alemanes de Berlín y Renania del Norte-Westfalia, donde, desde 1998, por iniciativa de los socialistas y los verdes y con apoyo de los movimientos feministas, después de una seria investigación, se autorizaron las clases diferenciadas por sexo[2]. En este país la brecha definitiva se abrió en el 2004 cuando el semanario Der Spiegel, de tendencia socialista , dedicó el reportaje de la portada a analizar la situación de las escuelas en Alemania .

En Gran Bretaña, la red escolar está formada por centros masculinos, femeninos y mixtos con la misma consideración. Como es sobradamente conocido, los más prestigiosos colegios no son mixtos. Existe en este país una tradición arraigada de escuelas diferenciadas[3]. Aún así, en diciembre de 2004 el Ministro de educación (School Standards Minister) David Miliband, declaró la necesidad de insistir en los beneficios derivados para los jóvenes de una educación en colegios diferenciados[4]. Bastaría con separar a los niños y niñas durante determinadas clases aunque permanezcan en el mismo colegio e incluso la misma clase durante otros momentos del día[5]. Esta insistencia parte de la reciente publicación de un informe, resultado de cuatro años de investigación por la Facultad de Edcucación de la Universidad de Cambridge, en el que se analizan pormenorizadamente los beneficios que resultan de la educación diferenciada frente al sistema de educación mixta.

La coeducación en Francia comenzó a cuestionarse seriamente a partir de la publicación del controvertido libro del sociólogo (especialista en temas de adolescencia, juventud y familia) Michel Fize: “Las trampas de la educación mixta”; (2003). En el se expone cómo la coeducación en el país galo no ha conseguido asegurar la igualdad de oportunidades ni de sexos. Este libro ha abierto un encendido debate en la sociedad y entre los políticos franceses pues su autor es conocido por ser miembro del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRC) y sobre todo, por haber sido asesor técnico, entre 1997 y 2002, de la entonces Ministra de la Juventud y Deporte, Marie-George Buffet, miembro del partido comunista francés.[6]

En Québec, el prestigioso Consejo Superior de la Educación, en un informe de 1998, estimó necesaria una radical reforma pedagógica encaminada a separar chicas y chicos en las escuelas, lo que de hecho ya se está aplicando.

En Estados Unidos, la generalidad de las escuelas públicas son mixtas pero en distritos escolares de más de una docena de Estados –Texas, Colorado, Michigan y Georgia, entre otros- se separaron a alumnos y alumnas en algunas clases para mejorar los resultados académicos y la disciplina (Cfr. Newsweek, 24-VI-96). La mayoría de los cambios pretendían que las alumnas consiguieran mejores resultados en matemáticas y ciencias y que los chicos trabajasen con más orden [7].

La Administración Bush derogó, en mayo de 2002, la coeducación obligatoria que imponía la Ley de 1972 y autorizó a los distritos a abrir escuelas no mixtas (“Same sex schools”). Se han destinado más de tres millones de dólares a financiar programas experimentales en este ámbito. Citar como ejemplo emplemático la Young Women´s Lidership Academy, de East Harlem, abierto en 1996, este centro consigue tasas de éxito del 100% frente a la media del 42% en Nueva York. Aunque el 90% de las alumnas procedían de familias sin estudios, el instituto consiguió que todas en los últimos dos cursos llegaran a la Universidad[8].

Según el corresponsal de Le Monde en Nueva York (9 de enero de 2003) las nuevas escuelas diferenciadas reciben un apoyo variado, desde republicanos a demócratas, pasando por neofeministas e investigadores progresistas[9]. Esto ha provocado que para el 2005 el Ministerio de Educación haya anunciado la aprobación de un proyecto de ley en el que se obliga a las escuelas públicas a ofrecer programas diferenciados.

Escocia puede ser el siguiente en la lista. Las estadísticas del gobierno demuestran que el 55% de las chicas de menos de 21 años accedieron a la educación superior el año 2002-03, mientras que sólo el 42% de los chicos lo hicieron. El primer ministro de Escocia, Jack McConnell, ha decidido experimentar con clases de un solo sexo (Scotsman; 14/9/04).

II – ¿POR QUÉ UNA EDUCACIÓN DIFERENCIADA?

¿Cúal ha sido la razón de esta nueva tendencia?. ¿Por qué ahora los colegios diferenciados?. Pues bien, sencillamente por el reconocimiento de algo que hemos intentado negar a lo largo de los últimos años y que, sin embargo, es evidente, pues lo constatamos en nuestra vida diaria al relacionarnos con el sexo opuesto: Porque somos diferentes. Y esto no es una afirmación ofensiva, conservadora o reaccionaria surgida de la derecha católica más radicalizada, sino curiosamente es la nueva bandera enarbolada por la izquierda y las feministas más progresistas, con un fuerte basamento en estudios científicos que demuestran diferencias entre el varón y la mujer en sus propia estructura cerebral[10].

Hay décadas de investigación en la neurociencia, en endocrinología genética, en psicología del desarrollo que demuestran que las diferencias entre los sexos, en sus aptitudes, formas de sentir, de trabajar, de reaccionar, no son sólo el resultado de unos roles tradicionalmente atribuidos a hombres y mujeres, o de unos condicionamientos histórico-culturales, sino que son innatas[11]. En palabras de Cristina Hoff Sommers (Doctora en Filosofía de la Universidad de Brandeis) conocida defensora de los derechos de la mujer y del movimiento feminista americano: “se puede decir que es como el hardware, no es un software impuesto por la sociedad”[12].

En esta misma línea, señala la escritora alemana Christa Meves: “nuestras ciencias humanas desde hace treinta años han sido contaminadas por la ideología de la igualdad con la suposición, nunca demostrada, de que lo típico en el ser de los sexos solamente apareció por un desigual trato social; en cambio, la educación en una misma cacerola puede producir la igualdad de sexos”[13].

Heidi Simonis, diputada alemana socialista y conocida feminista, mantiene la necesidad de superar estereotipos: “Es necesario deshacerse definitivamente del prejuicio de que las chicas necesitan clases conjuntas con los chicos para no estar en desventaja en el trabajo profesional. Eso es totalmente falso, como lo es la afirmación de que chicos y chicas aprenden a conocerse mejor estando juntos”.

En Suecia, la parlamentaria Chris Heister, presidenta de la Comisión para el Estudio de la Educación, presentó en julio de 2004 un informe definitivo: “Todos somos diferentes”. En él se afirma que el fracaso de la educación actual radica en el empeño por despreciar las diferencias entre los sexos. En sus propias palabras: “Se ha demostrado que las niñas, de pequeñas, entre los 7 y los 15 años, asimilan con más rapidez que los niños. Mientras que en la secundaria, tienen mayores dificultades que los chicos. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las chicas alcanzan la madurez mucho antes que los chicos, y aunque tengan la misma edad no se les puede tratar igual”. El informe acaba recomendando que se organicen clases solamente con niños o niñas, porque no es lícito imponer conductas o modelos educativos idénticos a ambos sexos.

En Estados Unidos, Hillary Clinton, que realizó sus estudios universitarios en uno de los 84 colleges femeninos de enseñanza superior, es una defensora convencida de las ventajas de la separación de sexos en la escuela. Esta iniciativa ha encontrado el apoyo tanto de demócratas como de republicanos. En este mismo país es actualmente un best seller el libro de la antropóloga Hellen Fisher, El Primer sexo (2003)[14], en el mantiene y defiende la diferencia entre hombres y mujeres a partir de datos científicos sobre el cerebro, las hormonas y la genética. Según sus propias palabras: “A las únicas a las que no ha gustado mi libro ha sido a las feministas tradicionales porque se empeñan en creer que hombres y mujeres son definitivamente iguales. Y eso no es verdad...cada sexo juega con una baraja de cartas evolutivas distintas”.[15]

En España Rosa Montero, escritora y periodista, en un reportaje publicado en El País, en 1993, señalaba que “los colegios de chicas, que hace unos años eran considerados instituciones conservadoras y obsoletas, son ahora una opción ardientemente defendida por una parte importante de los educadores progresistas”.

El debate de la coeducación nace pues, como vemos, en medio de la lucha por los derechos de la mujer. Le Monde de l´Education, en su primer número de 2003, reflexionaba sobre los efectos de la coeducación: las chicas siguen recibiendo una orientación deficiente que les lleva a escoger las salidas con menos futuro a pesar de sus mejores calificaciones; además siguen siendo víctimas de violencia sexista.

Parece pues justo otorgar un trato diferenciado a lo que la naturaleza misma distingue. Pero no se trata sólo de una reivindicación feminista, sino de algo bastante más profundo: replantear la educación en sí misma, virando hacia una educación “personalizada”. Algo que aunque se observa como novedoso en países como Suecia, sin embargo, no es del todo nuevo en España, pues es una postura mantenida desde hace tiempo, aunque desatendida por la mayoría, por prestigiosos pedagogos españoles, como Víctor García Hoz[16], para el que la “personalización” incluye la dimensión social de la persona sin dejar de atender a su individualidad y demanda la adecuación de la respuesta pedagógica a las diferencias humanas psicológicas, sociales y culturales[17].

Los últimos estudios de educadores, psicólogos y pedagogos[18], revelan que la escolarización diferenciada consigue sacar lo mejor de los estudiantes, ya que, entre otras cosas, se tienen en cuenta los distintos ritmos de aprendizaje de alumnos y alumnas. No estamos ante una masa informe de menores, seres asexuados de género neutro, sino ante niños y niñas para los que la tarea educativa debe ser una labor de filigrana similar a la que se desarrollaba con los códices medievales.

En palabras de Miguel Riera[19]: “hace falta una atención personalizada, más asequible cuanto más uniforme sea el grupo. Una cierta uniformidad permite atender mejor a la diversidad. Una clase sólo de niñas tendrá unas características de variables emocionales, conductuales, evolutivas mucho menos dispares que una clase mixta, por consiguiente, más fácilmente se podrá llegar a cada alumna”.

La igualdad radical parece haber agotado lo mejor de sí misma. Ahora hay que dar cauce a las diferencias, justamente para erradicar en lo posible la exclusión o las marginaciones y lograr así una auténtica igualdad de oportunidades.

III – DEFECTOS Y VIRTUDES DE LA EDUCACIÓN MIXTA Y LA EDUCACIÓN DIFERENCIADA.

1 – Problemas planteados por la coeducación.

Diversos estudios llevados a cabo sobre la coeducación por pedagogos, psicólogos, psiquiatras y demás profesionales[20], nos llevan al reconocimiento de una serie de efectos ampliamente demostrados: 1) no se ha conseguido la pretendida igualdad de oportunidades y de sexos, antes al contrario los estereotipos se radicalizan; 2) el rendimiento escolar es más bajo que en los colegios diferenciados; 3) la violencia de género es muy elevada; y 4) el conocimiento del sexo opuesto paradójicamente se desvirtúa, pues los niños y niñas no se muestran tal como son sino tal como al otro sexo le gustaría que fuesen, ocultando muchas reacciones, sentimientos e ideas por temor a la burla e incomprensión y esto finalmente suele generar en muchos casos reacciones de frustración en las niñas y de violencia machista en los niños.

Otro dato importante a tener en cuenta es que estos problemas adquieren mayor intensidad en los centros escolares situados en zonas de clase social baja o en colegios donde abundan minorías de otras razas.

A –Diferencias en el proceso de maduración y en el aprendizaje.

Las diferencias entre chicos y chicas pertenecen al orden natural y biológico pero inciden de forma directa en su desarrollo personal, emocional e intelectual. Está ampliamente demostrado que el proceso de maduración es diferente entre niños y niñas. Estas maduran biológica y psicológicamente antes que aquellos. Esto a su vez viene determinado por las diferencias cerebrales que se dan ya desde el seno materno entre los diferentes sexos (Vid. al respecto los profundos estudios realizados por la antropóloga Hellen Fisher).

Neurocientíficos han demostrado recientemente que los hombres tienen menos conexiones entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro y que sus cerebros están en general menos compartimentalizados que los de las mujeres.

Esta diferente velocidad en la maduración de niños y niñas provoca a su vez
diferencias palpables en el rendimiento académico de unos y otras. Desde los 7 y hasta los 16 años las niñas rinden intelectualmente más (especialmente en el tramo de los 12 a los 14 años, es decir, en plena adolescencia). Por ejemplo, en lengua y escritura las chicas son siempre mejores. Un niño de diecisiete años tiene las habilidades en esas materias de una niña de catorce. Con la lectura y la escritura las niñas llevan ventaja desde el primer momento. Esto unido a la mayor indisciplina en estas edades de los chicos –pues son más movidos, activos e inquietos- provoca no pocas veces que éstos reduzcan su nivel de esfuerzo y aspiraciones al no sentirse capaces de competir con sus compañeras[21].

Los varones tienen otros tiempos de desarrollo diferentes a los de las chicas. Pretender igualar organismos desiguales es injusto y trae nefastas consecuencias.

“Le Monde de l´Education” señaló, en un dossier dedicado al estudio de esta nueva problemática (2003), la preocupación de los sectores educativos por la inadaptación de los chicos. A igual edad y condiciones, el rendimiento escolar es muy superior entre las niñas. El fracaso escolar entre los chicos les hace padecer un complejo de inferioridad que a su vez provoca una difícil relación y aumenta la tensión con el sexo opuesto.

El estudio PISA de 2001, realizado para el conjunto de los países de la OCDE, llega a las siguientes conclusiones: a igualdad de edad y condiciones, el rendimiento escolar es superior entre las alumnas, especialmente en los ámbito relacionados con el aprendizaje de la lengua. El fracaso escolar de muchos chicos pone el peligro la cohabitación de ambos sexos en la escuela.
Pero no sólo la maduración es distinta, como muestran diversos estudios psicológicos, la socialización y las capacidades son también diferentes en ellos y en ellas. Esta disparidad de intereses y aficiones entre niños y niñas dificulta la tarea de los educadores, restándoles eficacia en su labor . En el varón predomina la búsqueda de independencia y el aprendizaje de poder o dominio. De ahí la mayor conflictividad latente con el profesor.

A igual edad los chicos son más impulsivos e inquietos; menos ordenados; se concentran menos; encuentran mayores dificultades para expresar sus sentimientos; se quedan atrás en destrezas verbales; muchos tienen problemas de disciplina. Muchos sobresalen en agresividad, nivel de aspiraciones, inadaptación escolar. Sin embargo, superan a las chicas en fuerza física y velocidad; perciben mejor el espacio y lugar que ocupan los objetos, teniendo más desarrollado el razonamiento abstracto (es decir, la capacidad de llevar algo real a algo simbólico representado por signos)[22]; además también las superan en valores políticos, técnicos y económicos[23]. Por otra parte, las niñas tienden a subestimar sus capacidades, incluso cuando lo están haciendo muy bien necesitan que se las anime constantemente. Los chicos por el contrario, sobreestiman sus capacidades incluso cuando les va mal, por lo que necesitan que alguien les muestre la realidad[24].

Un estudio de la Universidad de Bermont de 1997, estudió el comportamiento de niños en doce países (desarrollados y no desarrollados) y en todos los casos la conclusión fue idéntica: los chicos son más proclives a pelear, decir tacos, tener rabietas, faltar a la escuela, adoptar actitudes amenazantes frente a los demás.

Estamos hablando, claro está de reglas generales, que por supuesto tienen sus excepciones, porque hay niñas que juegan igual que los niños y viceversa, pero son eso precisamente, excepciones.

La asimetría en lo psicológico es más que considerable. Si los niños y niñas están en la misma clase, señala Víctor García Hoz, y el profesor explica de forma muy razonada y analítica, las niñas se aburrirán, y si se explica de una forma más ágil y explícita, las niñas –más avispadas e intuitivas- lo captarán mientras que los niños no terminarán de entender. En estas clases donde existen tantas variables emocionales, conductuales y evolutivas es complicado para el docente llegar por igual a todos. Y resulta utópico pretender que un profesor explique de dos formas diferentes simultáneamente. Profesores de colegios mixtos norteamericanos afirman perder el 80% del tiempo de las clases salvando las crisis generadas como consecuencia de las diferencias de criterios y formas de pensar entre chicos y chicas.

Comprender y aceptar la existencia de estas diferencias biológicas entre sexos nos permite aceptar asimismo la existencia de diferentes formas de comprender y aprender en niños y niñas. Ignorar estas diferencias en la maduración, en la socialización y en las capacidades y preferencias de unos y otros afecta en último término a la igualdad de oportunidades que resulta frustrada al impedir que niños y niñas desarrollen al máximo posible las potencialidades propias de su género, de acuerdo con sus características psicológicas, somáticas y personales.
Con la educación diferenciada se pretende dar respuesta a la desigualdad de madurez que se constata entre chicos y chicas, especialmente en el periodo de la adolescencia, abriendo la puerta a la plena realización profesional y personal de los dos sexos.

B – Exacerbación de los roles machistas.

Por otra parte, el adolescente, como hemos dicho más inmaduro que las chicas, vive más bien como dominado por ellas en los primeros años de colegio y reacciona a la contra con excesos de violencia, con gestos que, más que afirmar la virilidad, pueden considerarse propios de un virilismo machista que dificulta la convivencia en la escuela y en la sociedad. Los chicos tímidos tampoco salen ganando pues reaccionan normalmente retrayéndose y encerrándose en sí mismos, aislándose en sus relaciones con las chicas.

El fracaso escolar en muchos chicos dificulta la relación con el sexo opuesto. La maduración, más lenta en el caso de los varones, lleva a no pocos chicos a posicionar su rol a través de actitudes sexistas, de violencia machista, al no poder compararse académicamente con sus compañeras. No es extraño que las chicas sea objeto de insultos sexistas en los pasillos e incluso de acoso sexual físico o verbal. Los comportamientos estereotipados y discriminatorios están a la orden del día.

Según Nicole Mosconi, profesora de pedagogía en la Universidad de París, estos estereotipos quedan reforzados en las escuelas mixtas[25]. Y esto curiosamente conduce a un distanciamiento entre niños y niñas, no sólo psicológico, sino también físico. Basta observar, como apuntan varios profesores escolares, la tendencia espontánea de unos y otras a agruparse en clase a un lado u otro, o en las diferentes zonas del recreo. Los patios o recreos, señala Michel Fize, son lugares en los que se fomenta la “hegemonía masculina” pues los chicos se inclinan por actividades más violentas y cinéticas e imponen su dominio en un espacio limitado y reducido a las chicas (que prefieren los juegos más calmados)[26]

Como ha señalado recientemente Marie-Noëlle Coevoet (Scouts d´Europe; mayo 2004), en los debates actuales son los excesos los que hacen reflexionar sobre la coeducación: comportamientos violentos y sexistas de los chicos y apartamiento de las chicas para evitar lo peor...Pero rara vez se aborda la cuestión del desarrollo del individuo, de su estructuración, de la educación de la afectividad, del afinamiento de sus gustos, de la confianza en sí mismo (lo que es verdaderamente importante para ambos sexos), de la serenidad, de la tranquilidad, de la alegría de no estar obligado a representar un papel, de no tener que defenderse.

C – El sexo masculino: el sexo débil.

La ventaja de las chicas es real y persistente en el sistema educativo. El menor rendimiento académico junto con la mayor agresividad de los chicos conduce a éstos a una situación paradójica, cual es la de convertirse en el sexo “vulnerable”, pues es el que sale perdiendo por el alto grado de fracaso académico que sufre en comparación con las chicas[27].


El menor rendimiento escolar puede generar en ciertos casos –especialmente en la adolescencia- complejo de inferioridad, depresión, descenso de la autoestima, absentismo escolar, necesidad de evasión de la realidad por medio del consumo de drogas y alcohol.


La revista Business Week, en mayo de 2003, publicó un preocupante artículo sobre cómo los chicos están siendo “marginados “ por el sistema educativo, frente a unas chicas que, en igualdad de edad, los superan en capacidades[28] y que además reciben el apoyo de los profesores por el hecho de ser chicas, es decir, por ser supuestamente el sexo “débil”.

Esta “inferioridad” del varón resulta acentuada si tenemos en cuenta que el 90% de los docentes no son conscientes de las diferencias entre sexos o no aplican medidas adecuadas para solucionarlas, exigiéndoles lo mismo, de idéntica forma a niños y niñas, en el mismo tiempo y pretendiendo obtener una misma respuesta por parte de ambos sexos. Se pretende que sean igual de puntuales, ordenados, constantes y tranquilos que sus vecinas de pupitre. Se quiere asimilarlos a las chicas, “más fáciles” para los docentes y esto es sencillamente imposible. Se quiere implantar en las escuelas el “ideal femenino”: niños sentados en filas ordenadas, escuchando las lecciones en silencio y tomando pulcros apuntes. Muchas chicas destacan en tales tareas pero a los chicos no les va bien porque tienen otra forma de aprender[29]

Los chicos se quejan de que son castigados con mayor frecuencia que las chicas sencillamente por “comportarse como chicos”[30]. Mientras las chicas tienden a estar sentadas y atender, los varones necesitan tener algo entre las manos, moverse en la silla o levantarse[31]. Se produce así una tendencia a “criminalizar” la conducta de los niños. Esta situación ha llevado en algunos casos a un fenómeno curioso pero altamente preocupante: diagnosticar a muchos niños el trastorno actualmente más estudiado en niños en edad escolar: el TDAH o trastorno de déficit de atención con hiperactividad. Cuando en realidad su único problema es el de ser varones, activos, enérgicos, competitivos y muy movidos, en clases compartidas con niñas más pausadas, tranquilas y disciplinadas. Este diagnóstico se soluciona con el suministro de un medicamento bien conocido actualmente: el Ritalín, nombre comercial de una droga (metilfedinato) que tiene un efecto “calmante” sobre los hiperactivos. Y que a medio plazo puede generar una peligrosa adicción [32]. En fin, se medica a niños “sanos” para que no expresen los rasgos propios de su sexo(inquietud, agresividad, rapidez, expresividad, emotividad...) y así se asimilen más a las niñas que son las supuestamente “normales”, por el hecho de ser más tranquilas y disciplinadas.

En Estados Unidos se calcula que en algunos distritos escolares entre un 20 y un 25% de los niños están bajo los efectos de esta medicación. En este país existe entre los docentes y pedagogos cierto sector (“Activistas de la Equidad entre Géneros”) que mantiene la bondad de la coeducación, pues considera que al convivir los niños con las niñas, aquellos se dejarán influenciar por éstas y pasarán a ser más delicados en el trato, más tranquilos en sus comportamientos, más “como las niñas”. Pretenden educar a los chicos como si fueran chicas. Teoría que ha resultado ser un absoluto fracaso como demuestran diversos experimentos científicos en los que se pretendía la asimilación de sexos obligando a los niños a coser, a jugar con burbujas de jabón o a cuidar de muñecos como si de bebés se tratase. El resultado era que los niños usaban las agujas como espadas, las burbujas como torpedos y los muñecos como víctimas en sus luchas y peleas.

Todos estamos de acuerdo en que los niños tienen que aprender a tratar bien a los más pequeños, y a ser respetuosos con los mayores, y a ser amables, y a ayudar a los que les rodean, pero todo esto se aprende dándoles una educación en valores, sin necesidad de afectar a su masculinidad. El niño es “bruto” y le gusta jugar con agresividad, con rapidez, con movimiento, lo que no significa que no pueda ser al mismo tiempo, justo, solidario, empático, honesto, generoso, trabajador, sensible a los problemas de los demás.

Se ha llegado a hablar en estos días de una crisis de la masculinidad, ante el predominio de mujeres en la escuela. O de una “guerra de sexos” en la que la mujer no pretende ser ya igual al hombre sino dominarlo[33]. A principios de los años 90, en el Reino Unido el periódico londinense “The Times” advirtió de la posibilidad de dar lugar a una segunda clase de hombre sin habilidades y sin empleo. También el periódico “Economist” se refirió a los chicos como “el segundo sexo” el día de mañana. Y esto porque las chicas en la inmensa mayoría de los países del mundo desarrollado están alcanzando los primeros puestos en los colegios y van a la Universidad en mayor proporción que los chicos. De manera que si no hay un cambio importante en cómo educamos a nuestros hijos esta laguna educativa va a crecer hasta convertirse en un abismo[34]. La educación diferenciada es una forma de liberar a los niños de una “competitividad entre sexos” que no beneficia a nadie.

2 – Ventajas de la educación diferenciada.

A – Mejor rendimiento escolar

Diferentes estadísticas e investigaciones demuestran que los resultados en los colegios de educación diferenciada son mejores que en los mixtos[35]. Así, por ejemplo, un estudio de la Universidad de Manchester del año 1995 (Cfr. The Times, 22-8-95) señala que la mitad de las 48 escuelas privadas con mejores resultados académicos en los exámenes para el ingreso en la Universidad son femeninos (aunque este tipo de centros representa sólo el 40% del sector). En el sector público la diferencia es más acusada: la tercera parte de los centros mejor calificados son exclusivamente femeninos (representando el 9% del sector).

El “Financial Times” recoge cada mes de agosto los resultados de las “top independent schools”. Desde hace años, las 25 escuelas que obtienen los mejores resultados son de educación diferenciada. La primera mixta aparece en el número 26 de la lista.

Se ha constatado que la separación refuerza la autoestima de los alumnos y les permite desarrollar mejor sus capacidades.

La National Foundation for Educational Research de Inglaterra, en el año 2002, publicó un informe en el que tras estudiar los resultados de casi 3000 high schools y de un total de 370.000 alumnos, llegaba a la conclusión de que aquellos eran significativamente mejores en los colegios de un solo sexo.

El Australian Council for Educational Research, siguió la evolución de 270.000 alumnos durante seis años, en el 2001, publicó un informe en el que mostraba que los alumnos y alumnas educados en centros diferenciados habían obtenido resultados académicos entre un 15 y un 22% mejores que los chicos y chicas de escuelas mixtas, además de haber llegado a la conclusión de que en aquellos colegios era más exigente el plan de estudios, más agradable el ambiente de trabajo y mejor el comportamiento de los alumnos.

Esta mejora en el rendimiento y en consecuencia en los resultados académicos afecta tanto a las niñas como a los niños. En relación con aquellas existen estudios que demuestran que las notas de chicas en colegios diferenciados llegan a ser hasta 1/3 más elevadas que las de chicas similares en colegios mixtos (estudio realizado por la National Foundation for Educational Research; 2002). Y por lo que respecta a los chicos, se pueden citar muchas experiencias positivas llevadas a cabo en diferentes países. Por señalar alguna, son significativos los resultados obtenidos en la experiencia piloto llevada a cabo en el colegio de Australia, Appin Park (Melbourne), donde se crearon clases sólo de chicos para tratar el problema de un grupo de niños con baja autoestima y elevado absentismo escolar. El resultado fue que niños que el año anterior no querían ir al colegio, desde la separación por sexos acudían a las clases sin problemas y sacaban buenas notas (The Age; october 11; 2004).

B – Mayor posibilidad de alcanzar la igualdad de oportunidades

En relación con las niñas la separación de sexos en el colegio tiene una importancia especial de cara a alcanzar posteriormente una igualdad real. Diversos estudios reflejan que las chicas rinden más y mejor en asignaturas tradicionalmente masculinas cuando están solas[36].

Está demostrado que en los colegios mixtos las niñas no optan por materias o actividades “típicamente masculinas” por miedo a ser rechazadas en el grupo o a no ser hábiles en las mismas. Por el contrario, en colegios sólo de niñas éstas optan con naturalidad por actividades como el fútbol y tienen mucho mejor rendimiento académico en asignaturas como matemáticas o informática. Asimismo, en colegios sólo de niños, éstos mejoran en literatura o poesía , materias que suelen ser rechazadas por los chicos de colegios mixtos al resultar “poco masculinas”. La convivencia en el aula mejora y esto crea un ambiente en el que chicos y chicas escogen sus opciones académicas más libremente.

La feminista y pedagoga de la Universidad de Kiel, Lore Hoffmann reconocía que con la educación diferenciada se consigue que las chicas se interesen mucho más por las “típicas asignaturas de chicos, como la informática, química o matemáticas, al estar orientadas según sus necesidades”.

En Estados Unidos, en 1992, la Asociación Americana de Mujeres Universitarias publicó un informe en el que mostraba que en las escuelas exclusivamente femeninas, las niñas tenían más confianza en sí mismas, obtenían mejores resultados y seguían más estudios de ciencias al pasar a la Universidad. Se ha demostrado que las niñas se sienten más relajadas y seguras al no tener la sensación de estar siendo observadas constantemente. Esto tiene asimismo importantes consecuencias en relación con patologías como la anorexia, mucho más elevada en colegios mixtos.

Pero también los chicos salen beneficiados, pues se respetan sus propios ritmos biológicos y de aprendizaje. La separación refuerza su autoestima y les permite desarrollar mejor y más libremente sus capacidades. Como señala Wolcott, “los chicos se distraen menos y se sienten más relajados y seguros. Por ejemplo, no tienen miedo a hacer preguntas “estúpidas” y se atreven a bromear con los profesores, cosas que no harían si hubiera chicas presentes. Pero quizá lo más destacable es que los chicos se liberan de los estereotipos masculinos y de la presión ambiental que les incita a mostrarse como “machos”[37]. Esto hace, por ejemplo, que en los colegios mixtos los varones apenas opten por las clases de francés por miedo a parecer ante sus compañeras como poco masculinos.

Como explica un profesor de Belmont Hill, una escuela masculina de Massachussets, en los colegios para chicos los alumnos aprenden que hay muchas maneras de ser chico. Y además tienen tiempo de crecer a su propio paso, mientras que en la escuela mixta todo viene determinado por el ritmo más rápido y precoz de las chicas. En el mismo sentido, el psicólogo Michael Thompson, autor de diversos libros en la materia, confiesa su satisfacción por el renacer de las escuelas masculinas pues considera que “en los colegios para chicos estudiar es cosa de hombres, mientras que en los mixtos se corre el riesgo de que estudiar sólo sea cosa de chicas”.

La educación diferenciada por sexo no discrimina a los alumnos, simplemente los separa por motivos pedagógicos, no por motivos religiosos, ni ideológicos o morales, con el objetivo de potenciar al máximo las capacidades académicas y humanas de cada sexo. Sería contraria al principio de igualdad si impidiese a los niños o niñas recibir una educación de igual calidad y contenidos, lo que no sucede en absoluto, antes al contrario ofrece a ambos sexos idénticos contenidos cualitativa y cuantitativamente pero de forma adecuada según las capacidades de cada uno. En definitiva, es la mejor expresión de lo que llamamos educación “personalizada”.

C – Normalidad en el trato con el sexo opuesto por un conocimiento más objetivo y relajado.

Aquellos que pretenden la igualdad radical entre sexos, mantienen que una clase sólo de chicos o únicamente de chicas es peligrosamente artificial, ya que la escuela debe ser un espacio de socialización que facilite actitudes abiertas y libres. Esta postura pudo ser válida en otra época (como de hecho lo fue en un momento en el que la mujer no estaba integrada en la sociedad) pero en la actualidad es cuanto menos absurda. El niño debe aprender lo que es la vida en primer lugar en el seno familiar (cosa que le estamos poniendo difícil actualmente cuando hasta esta institución es puesta en cuestión).

La educación separada pudo representar un problema para la integración social de niños y niñas en una época en la que la propia sociedad no era mixta por la falta de incorporación de la mujer al mundo laboral, político y social en general. Pero actualmente suponer que un niño se va a “traumatizar” por ir a un colegio diferenciado es absurdo, máxime cuando los temas sobre el sexo opuesto han dejado de ser tabú y se hablan y comentan con naturalidad dentro de la familia (o al menos así debería ser, pues no se puede perder de vista que antes que alumno se es hijo y que los hábitos han de adquirirse en casa, pues donde un padre o madre no llegan no se puede esperar que llegue un profesor). El Estado y la escuela no son padres y por eso no pueden satisfacer las necesidades emocionales o morales de los más jóvenes. La convivencia familiar es una enseñanza incomparablemente superior a la de cualquier razonamiento abstracto sobre la tolerancia o la paz social[38]. Como afirma William Bennett, la familia es el primer y mejor Ministerio de Sanidad; el primer y mejor Ministerio de Educación y el primer y mejor Ministerio de Bienestar Social [39].

Además el tiempo que el niño pasa en la escuela al año constituye un 15%. Les queda por lo tanto un 85% de tiempo para aprende a convivir con el sexo opuesto.

Otras experiencias sí resultan traumatizantes para los niños hasta extremos insospechados y sin embargo no se les presta apenas atención porque se asumen como “normales” (la ausencia constante de los padres del hogar; la separación de los padres; la falta de cariño compensada por la compra sin límite de bienes materiales; la falta de autoridad; la inexistencia de reglas y criterios claros a los que atenerse....) pero no el estar durante unas horas al día separado del sexo opuesto, con el que se puede volver a relacionar sin problemas ni trabas artificiales en horas extraescolares o los fines de semana.

El conocimiento mutuo, el aprendizaje compartido, el respeto y la tolerancia de lo diferente, son valores que la coeducación no ha sido capaz de proporcionar a pesar de que en un principio parecía ser la situación ideal para su fomento. El resultado ha sido más bien el contrario: agresividad, violencia machista, guerra de sexos.

Además especialmente en la adolescencia, los jóvenes necesitan de modelos que les sirvan de referencia y que les acompañen en la aventura de buscar sentido a sus vidas y les trasmitan unos valores que les hagan hombres y mujeres del futuro fuertes y libres. Y esto es más fácil en los colegios de educación diferenciada donde el profesorado suele ser también del mismo sexo, lo que favorece un contacto más sencillo y espontáneo[40].

D – Los beneficios de la diversificación de escenarios.

Señala el psiquiatra Luis Rojas Marcos en su libro “Nuestra incierta vida normal” (2004), lo importante que resulta actualmente compartimentar las parcelas de las que extraemos momentos agradables. Se trata de una estrategia muy beneficiosa contra la vulnerabilidad. Y señala: “lo mismo que los inversores no colocan todo su capital en un solo negocio, no debemos depender de una sola fuente para abastecer nuestra satisfacción con la vida”. Dicho de forma popular: no es bueno cargar todos los huevos en el mismo cesto. Se trata de tener nuestra ilusión repartida entre varios escenarios: el trabajo; la familia; los amigos del fin de semana; aficiones personales (pintura, pesca, fotografía...); actividades sociales y solidarias...De tal manera que si tenemos un problema en una de estas “parcelas” podemos mantenernos bastante equilibrados ya que tenemos otros “mundos” que nos siguen proporcionando satisfacción.

Por el contrario, si sólo tenemos un escenario o una única parcela gratificante en nuestra vida, en la que están incluidos y fusionados todos los protagonistas, al sufrir una crisis se nos vendrá abajo todo nuestro mundo y los efectos de vacío, desequilibrio y soledad pueden ser devastadores.

Esta teoría fundamental para el equilibrio emocional y la felicidad de los adultos es aplicable al cien por cien a los adolescentes. En los colegios mixtos, lo normal es que los jóvenes tengan dentro del colegio sus amigos y su pareja. De manera que tienen un único mundo o escenario de vivencias. Cuando rompen con su pareja (lo que es muy frecuente a esas edades en las que incluso se cambia de pareja varias veces en periodos de tiempo más o menos breves) el efecto puede ser traumático, pues de forma inevitable los afectados seguirán viéndose, en clase o en los descansos, quieran o no. Además estas rupturas suelen provocar la victimización del que ha sido “abandonado” por su pareja y en consecuencia la reacción adversa de todo su grupo de amigos frente al que o la que decidió poner fin a la relación. Esto da lugar a situaciones muy incómodas en el centro escolar que llevadas al extremo pueden generar el fenómeno hoy conocido como “bulling”, es decir, la violencia escolar entre compañeros, verbal o material, física o psicológica, que va desde ignorar al compañero como si no existiera, hasta romper o esconder objetos personales, burlarse, colocar apodos, recibir amenazas y, en sus manifestaciones más radicalizadas, incluso puede consistir en propiciar golpes o palizas al afectado[41].

Por el contrario, los niños y niñas que van a colegios de un solo sexo, forzosamente diversifican las inversiones que realizan en sus amistades. En el colegio tienen a los amigos o amigas, y fuera del colegio tienen a su novio o novia. De manera que, los problemas que lleva implícita toda ruptura sentimental quedan siempre fuera del colegio, y encuentran en el centro escolar su “refugio”, una parcela de intimidad al margen de sus traumas románticos tan frecuentes en la adolescencia.

IV – ESPAÑA. LA IMPOSICIÓN DEL MODELO MIXTO COMO MODELO UNICO.

Es cierto e innegable que la coeducación fue un triunfo y una necesidad en un determinado momento histórico en nuestro país, en el que la mujer estaba relegada a un segundo plano y cuya educación iba destinada a convertirla en un ser dependiente y débil (tal como proponía Rousseau en su libro Emilio o De la educación, 1762)[42].

En España la educación mixta comienza a ser propuesta a finales del siglo XIX, cuando la mujer tenía una posición sumamente debilitada en la sociedad y resultaba preciso ensalzarla e igualarla de algún modo con el hombre. Destaca en este sentido, Emilia Pardo Bazán, que como Consejera de Instrucción Pública, propuso en el Congreso Pedagógico de 1892 la coeducación a todos los niveles, con el objeto de superar la división de funciones asignada a hombre y mujer. Esta propuesta no fue finalmente admitida.

También sobresale en esta línea la Institución Libre de Enseñanza que llevó a cabo la experiencia educativa de los colegios mixtos desde 1876 hasta 1938, vinculando la coeducación y el laicismo.

En la segunda república, cuando la coeducación fue admitida y considerada necesaria, sólo una minoría de centros llegó a tener carácter mixto. Al final de la Guerra civil desaparece totalmente la opción o posibilidad de la enseñanza mixta y la legislación franquista impone la educación diferenciada de forma generalizada.

En los años 60, la Ley General de Educación, fruto de las transformaciones sociales y económicas habidas en el país favorece la extensión de la escuela mixta sobre todo en la Enseñanza General Básica, estableciendo una enseñanza homogénea para niños y niñas hasta los trece años. A partir especialmente de los 70, al imponerse la enseñanza secundaria como obligatoria, la educación mixta resulta una solución organizativa sencilla y sobre todo rápida y económica. Su imposición no es pues fruto de estudio experimentales pedagógicos ni sociales, sino la respuesta a la necesidad urgente de infraestructuras.

Por fin, la enseñanza mixta se impuso en 1984, desde el gobierno y sin debate, en todos los centros públicos y así sigue hasta la actualidad -aunque la Ley de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros de 1995 les concedió una mayor autonomía para a presentar a las familias una oferta educativa específica-, sin pararnos a reconocer que la uniformidad ha dado lo mejor de sí misma y está hoy por hoy agotada, debiendo dar paso a la diversidad.

Actualmente, apenas el uno por ciento de los centros escolares son de educación separada y ninguno es público. Los colegios mixtos públicos son el modelo único y obligatorio, encumbrados sin, al parecer, demasiadas reflexiones o estudios que lo justifiquen. Mientras los países más desarrollados de nuestro entorno siguen la línea del reconocimiento fundado de la necesidad de aceptar las escuelas diferenciadas como algo no sólo bueno sino necesario en beneficio de los niños y niñas, en España este es un asunto que no se puede ni plantear.

En Francia; Canadá; Suecia; Reino Unido; Alemania, entre otros países, se propugna como moderno y progresista la instauración de los colegios públicos diferenciados, como alternativa a los colegios mixtos. En España, por el contrario, lo progresista es lo obsoleto. Las conquistas sociales de la mujer radican en negar su feminidad y convertirse en unión con el sexo masculino en seres asexuados, neutros, radicalmente iguales, cosa que curiosamente resulta inaceptable para las tendencias feministas más modernas. Plantear el deseo de llevar a un hijo/a a un colegio no mixto es como hablar de malos tratos a menores. En lugar de ser considerado como un derecho es visto casi como un hecho políticamente incorrecto, denunciable ante el Defensor del Pueblo.

1 – La situación en el ámbito autonómico

Desde que culminó el proceso de transferencias educativas, cada Comunidad Autónoma elabora sus Decretos para la admisión de alumnos en centros sostenidos con fondos públicos. En este sentido llama especialmente la atención por su radicalidad el Decreto de Escolarización de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha (Decreto 22/2004 de 2 de marzo)[43] pues considera discriminatoria la creación o el mantenimiento de centros de enseñanza separados para los alumnos de sexo femenino y para los de sexo masculino y por ello, prohíbe asignar alumnos a centros que no sean mixtos (los alumnos se asignan desde las denominadas Oficinas Municipales de Escolarización sin la intervención del colegio).

Afortunadamente, en el ámbito judicial ha reinado la cordura en este aspecto. En concreto el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha en dos Sentencias, ambas de 10 de noviembre de 2004[44], en respuesta a los recursos planteados contra el Decreto por asociaciones afectadas y contrarias a sus postulados, ha declarado nulas las previsiones del Decreto referentes a los colegios diferenciados al considerarlas inconstitucionales, por entender que vulneran los párrafos 1 y 6 del art.27 de la Constitución Española.

En relación con las Oficinas Municipales encargadas de la adscripción del alumnado, afirma el Tribunal que conculcan el derecho de los padres o tutores a la elección de Centro, así como el correlativo derecho de los titulares de centros docentes de participar en el proceso de admisión de alumnado, pues la Administración asume una función que corresponde a los padres (ex.art.27.6 CE). En este sentido el Tribunal trae a colación la Declaración Universal de los derechos del hombre y del ciudadano, así como otros Tratados internacionales ratificados por España en los que se declara el derecho de los padres a la elección de centro docente. Igualmente recuerda el Tribunal la abundante jurisprudencia existente al respecto en nuestro país (STC 77/1985 de 27 de junio; STS de 9 de diciembre de 1987; STS de 15 de abril de 1994, RJ 1994/3130; STC 11/1981 de 8 de abril...).

Y en lo relativo a la segregación llevada a cabo de los colegios diferenciados hasta el punto de prohibirles el concierto y la asignación de alumnado, recuerda el Tribunal que igualmente hay diversos Tratados Internacionales que expresamente declaran que este tipo de colegios no son discriminatorios y, en consecuencia, el Decreto vulnera el art.27.1CE.

En Cataluña la situación no dista mucho de la precedente expuesta. Allí por Decreto 252/2004 de 1 de abril, el Gobierno tripartito estableció una nueva regulación del procedimiento de admisión de alumnado en los centros docentes donde la enseñanza es sufragada con fondos públicos. Su art.2.4 dispone que : “en la admisión del alumnado los centros docentes sufragados con fondos públicos no pueden establecer ningún tipo de discriminación por razones ideológicas, religiosas, morales, sociales, de sexo, de nacimiento o cualquier otra de carácter personal o social”

Esta norma, como vemos omite la referencia a discriminación por razón de raza pero incluye sin embargo la referencia a discriminación por razón de sexo, algo que no está previsto ni en la LODE ni en la LOCE, sencillamente porque supondría entrar en contradicción con varios Tratados y Declaraciones Internacionales ratificadas por España y que no consideran discriminatoria la educación diferenciada.

Este Decreto ha sido objeto de recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por parte de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de la escuela Libre de Cataluña, en el que se solicitaba además la suspensión cautelar de esta nueva disposición. Al respecto acaba de ver la luz un Auto ( 8 de octubre de 2004) en el que, entre otras cosas, se afirma lo siguiente: “es notorio que durante todos estos años diversos centros docentes privados concertados han venido impartiendo educación diferenciada por razón de sexo, como un rasgo peculiar de su carácter propio, sin que exista constancia de que la Administración educativa haya considerado que ese tipo de enseñanza fuera discriminatoria...en consecuencia, no se puede deducir en principio que la Administración extraiga ahora de esos antecedentes una interpretación diferente que le lleve a actuaciones como la que denuncia el recurrente, contraria al funcionamiento de centros docentes diferenciados”.

2 – La situación en el ámbito estatal.

Por otra parte, desde el ámbito estatal, la Ministra de Educación, Maria Jesús Sansegundo, ha realizado recientemente unas declaraciones en las que afirma su decidida voluntad de aprobar en el 2005 una Ley orgánica de educación por medio de la cual se asegure que no le llegan ningún tipo de fondos públicos a los colegios diferenciados por ser discriminatorios y contrarios al principio de igualdad de oportunidades. Y en su “caza de brujas” de los colegios de único sexo ha afirmado que llegará hasta el final para comprobar hasta que punto son “legales”.

Al parecer en las más altas instancias del Gobierno se desconoce que la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 2000, en su art.14, después de reconocer el derecho a la educación y a recibir la enseñanza gratuitamente y de forma obligatoria, consagra “la libertad de creación de centros docentes dentro del respeto a los principios democráticos, así como el derecho de los padres a garantizar la educación y enseñanza de sus hijos conforme a sus convicciones religiosas , filosóficas y pedagógicas”.

Así como las previsiones de la Convención de la UNESCO relativa a la lucha contra las discriminaciones en materia de enseñanza (14/12/1960), cuyo art.2 dispone que:“...no serán consideradas como constitutivas de discriminación en el sentido del art.1 de la presente Convención: la creación o el mantenimiento de sistemas o establecimientos de enseñanza separados para los alumnos del sexo masculino y para los del sexo femenino, siempre que estos sistemas o establecimientos ofrezcan facilidades equivalentes de acceso a la enseñanza, dispongan de un personal docente igualmente calificado, así como de escolares y de un equipo de igual calidad y permitan seguir los mismos programas de estudio o programas equivalentes”.
O el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Nueva York 1966; ratificado por españa en el BOE de 30/4/77), cuyo art.13.3 prescribe que: “Los Estados parte se comprometen a respetar la libertad de los padres...de escoger para sus hijos...escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas, siempre que aquellas satisfagan las normas mínimas que el Estado prescriba o aprueba en materia de enseñanza y de hacer que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus convicciones”

También la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, reconoce en su art.26.3 que “los padres tienen derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

El art.27 de nuestra Constitución, en el que se reconoce el derecho a la educación en un marco de libertad de enseñanza, consagra un derecho fundamental que debe ser interpretado, según impone el art.10.2 del Texto Fundamental, de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.

Pero por desgracia, hasta en las más altas instancias continuamos con el lamentable reduccionismo ideológico que considera intrínsecamente malo y machista la existencia de colegios para la educación de un único sexo. Estos son calificados sin fundamento como sexistas, discriminadores y antisocializantes[45]. La realidad es que no sólo se rechaza este modelo pedagógico sino que además no se estudia ni se analizan sus posibles beneficios. Sencillamente se intenta que la sociedad desconozca su existencia.

En un Estado democrático y de Derecho es obligación de los poderes públicos garantizar la gratuidad de la enseñanza obligatoria, con independencia del modelo de organización escolar que los padres o tutores hayan elegido para sus hijos. Sin embargo, los colegios de educación diferenciada que existen en España (menos del 1%) son colegios a los que se les está negando, precisamente por no ser mixtos, cualquier posibilidad de conseguir subvenciones del Estado. En definitiva, nunca podrán ser colegios concertados (muchos colegios privados aceptaron la coeducación como única fórmula para poder acceder al concierto educativo). Es decir, se les penaliza por no atenerse al sistema de la coeducación. Lo que sin duda afecta a la libertad de enseñanza reconocida en el art.27 de nuestra Carta Magna que además establece un marco de libertad y no prima a un tipo de escuela sobre otra. Así lo reflejan los diversos pronunciamientos realizados al respecto por nuestra jurisprudencia [46].

El Tribunal Constitucional, en sentencia de 27 de junio de 1985, reconoció que el derecho de los padres a elegir centro docente forma parte del núcleo o contenido esencial del derecho a la educación. Pero en España ese derecho de los padres es imposible de ejercer en la medida en que no hay dónde elegir pues todos los colegios públicos son mixtos. Por lo tanto, unos padres que, sabiendo los beneficios de la educación diferenciada, deseen para su hijo/a un colegio no mixto, no tendrán más remedio que enviarlo/a a un colegio privado (y como hemos dicho en consecuencia, no concertado). Estos padres, además de pagar sus impuestos, tendrán que pagar el 100% de la educación privada de sus hijos. De manera que estamos discriminando a las personas de renta baja que no se pueden permitir el lujo de pagar un colegio privado y se les está imponiendo de forma obligatoria la coeducación como único modelo posible, porque se supone que es el único modelo democrático. Cuando lo realmente democrático sería dar la posibilidad de elegir libremente. Cosa que en España, hasta el momento es impensable. Además el hecho de que algunos centros pierdan el concierto provocará una “huida” de alumnos a la escuela pública con el consiguiente incremento en el gasto público, ya que una plaza pública le cuesta a la Administración prácticamente el doble que una concertada. Esto suprondrá una amenaza para la escuela pública pues no habrá recursos suficientes para atender tal demanada de plazas.

Como afirma el pedagogo Víctor García de la Hoz, la imposición por parte de la autoridad de un modelo único establece un “totalitarismo educativo que no admite la pluralidad de centros...pues la elección de un tipo u otro de escuela no es un problema de técnica científica, sino de libertad personal y social”[47].

Por su parte, Leonard Sax (presidente de la Asociación Nacional para la Educación Pública no Mixta en EEUU) se pregunta: si la enseñanza diferenciada presenta ventajas ¿por qué reservarla únicamente a los hijos de padres que pueden pagar un centro privado?[48].

La realidad nos muestra que estamos actualmente en España en la misma situación que en la época de Franco con la imposición de un modelo único: el modelo que el poder decide unilateralmente que es el mejor. En la etapa de la dictadura franquista fue la educación separada y en la actualidad es la coeducación. Se sigue confundiendo igualdad con igualitarismo.

V – CONCLUSIÓN. EL DERECHO A ELEGIR. DIALÉCTICA LIBERTAD DE ENSEÑANZA/IGUALDAD DE OPORTUNIDADES.

Hombres y mujeres compartimos una misma humanidad y dignidad y en un Estado democrático, como es el Estado Español, está fuera de toda duda que todos, hombres y mujeres, somos iguales en cuanto a nuestros derechos constitucionales, como lo reconoce expresamente el artículo 14 de nuestra Carta Magna. Sin embargo, somos a la vez plenamente diferentes, queramos o no. Y, a pesar de los denostados esfuerzos de algunos por negarlo, la propia naturaleza así nos lo ha impuesto desde el seno materno. No estamos educando ángeles asexuados sino niños y niñas, de sexos diferentes y, en consecuencia, con caracteres, dotes, facultades y problemas diferentes.

Los estrógenos y la testosterona mandan. Como afirma el doctor en psicología John Gray, especializado en terapia de pareja “los hombres y las mujeres, piensan, sienten, perciben, reaccionan, responden, aman, necesitan y valoran de manera totalmente diferente. Casi parecen proceder de planetas distintos, con idiomas distintos y necesidades también diferentes”[49].

El reconocimiento de que hombres y mujeres somos diferentes tiene importancia no sólo desde el punto de vista educativo. También muchos problemas de pareja y fracasos matrimoniales podrían evitarse sencillamente siendo conscientes de nuestras diferencias.

Muchas parejas utilizan como argumento para su separación el hecho de ser “radicalmente distintos” o “demasiado diferentes”. Sin pararse a pensar que esas diferencias son normales y se dan en cualquier pareja (formada claro está por hombre y mujer). El reconocimiento previo de las diferencias es imprescindible para conseguir la complementariedad. Dos piezas no encajan si son idénticas. El encaje de un puzzle sólo se produce entre piezas de diferentes formas. La colaboración activa entre el hombre y mujer debe partir precisamente del previo reconocimiento de la diferencia misma[50].

“A fin de mejorar las relaciones entre los sexos, es preciso llegar a una comprensión de nuestras diferencias que aumente la autoestima y la dignidad personal al tiempo que inspire la confianza mutua, la responsabilidad personal, una mayor cooperación y un amor más grande...esta mayor comprensión de nuestras diferencias ayuda a solucionar en gran medida la frustración que origina el trato con el sexo opuesto y el esfuerzo por comprenderlo...”[51].

Es precisamente la mujer, a la que se pretendía favorecer igualándola al varón, la que curiosamente está abanderando el cambio y reivindicando la escuela de sexo único como el mejor medio para garantizar la igualdad de oportunidades y la emancipación real de la mujer. Cansadas de que se las iguale de forma radical al hombre, reclaman su derecho a que se les reconozca diferentes. Ni mejores, ni peores, simplemente distintas. Lo que realmente es bueno para la sociedad, pues la diferencia y la variedad nos enriquece a todos, mientras que el monocolor, la uniformidad, la masa es aburrida y empobrecedora. Lo importante es cooperar con las diferencias en lugar de resistirse e ellas o intentar cambiarlas.

Es necesario reconocer la realidad de las distorsiones que presenta el sistema y que se agravan seriamente en centros escolares ubicados en zonas socialmente desfavorecidas.

No se defiende la eliminación de la escuela mixta, en absoluto, simplemente se trata de resolver sus disfuncionalidades. Para ello hay que prescindir de criterios ideológicos y morales y aceptar el curso de los acontecimientos. Como señala Michel Fize, la enseñanza mixta no es un principio intangible del derecho escolar , es un instrumento para dos combates de fondo de nuestra sociedad: la igualdad de oportunidades y la transmisión de valores fundamentados en el respeto y la tolerancia. Lo importante es ver si está sirviendo para ello[52].

No se trata de imponer modelos y mantener actitudes radicalizadas. ¿Es mejor la enseñanza diferenciada?. Para algunos sí y para otros lo será la mixta. Lo importante, es que exista la posibilidad de decidir un sistema u otro con entera libertad. Se trata de debatir sobre qué es lo mejor para nuestros hijos, dar información a los padres y concederles el derecho, ahora negado, de elegir libremente una de las opciones. Está en cuestión la propia libertad de educación. Lo que en un Estado democrático resulta cuando menos llamativo[53].

El derecho nuclear de la libertad de enseñanza radica precisamente en la libertad de escoger libremente el tipo o modelo de educación que se desee. Como afirma Ortiz Díaz, es la afirmación más genuina que la caracteriza y tipifica. Los otros derechos sobre la libertad de enseñanza implican aspectos o son derivados de este derecho nuclear[54]

La libertad de enseñanza, debe ir dirigida además a hacer posible la igualdad de oportunidades que, en educación, debe considerarse, en palabras de Legrand, como “una ocasión ofrecida a todos de realizarse al máximo de sus posibilidades”[55].

La libertad de enseñanza y la igualdad de oportunidades son términos que se encuentran en constante tensión dialéctica cuando lo deseable sería su absoluta complementariedad. Como afirmó Bobbio al analizar las relaciones existentes entre igualdad y libertad: “La historia reciente nos ha ofrecido el dramático testimonio de un sistema social donde la persecución de la igualdad no sólo formal, sino bajo muchos aspectos también sustancial, se ha conseguido (además sólo en parte y de una manera muy inferior a las promesas) en detrimento de la libertad en todos sus significados”.[56]

Las palabras de este pensador italiano tienen su fiel reflejo en el ámbito educativo donde en aras de una igualdad de oportunidades mal entendida se restringe la libertad de enseñanza hasta el punto de no permitir la libre elección de centro educativo para aquellos padres que optan por la educación diferenciada y no pueden o no quieren pagar un colegio privado.

La búsqueda del equilibrio le corresponde prescriptivamente al poder público por imperativo constitucional, pues el art.27.1 CE da idéntico reconocimiento al derecho a la educación y a la libertad de enseñanza

Pues bien, demos a quien lo desee la oportunidad de realizar al máximo sus posibilidades dentro de la opción libremente escogida: la educación mixta o la educación diferenciada. Pero para que esto sea real es imprescindible que ambas sean “gratuitas”, es decir, ofrecidas por el poder público o favorecidas en idéntica medida por subvenciones públicas, lo que conocemos como conciertos.

Es preciso un cambio y rápido pues como afirma López Rupérez, “el impacto sobre el tejido social de cualquier retraso injustificado de las reformas educativas resulta, en buena medida irreversible –como lo es el tiempo de la vida y el tiempo del hombre- afectando más intensamente a las capas de menor nivel socio-económico”[57].

Tenemos en España en estos días unas cifras alarmantes de fracaso escolar (un reciente estudio de la Unión Europea demuestra que, después de Portugal, España es el país de la Unión con mayor fracaso escolar, con casi un 30%), de absentismo, de abandono de los estudios por menores y de violencia en los colegios. La solución que se predica desde los partidos políticos pasa por el aumento del gasto público en educación infantil y primaria. Pero ni el dinero ni la mejora en las instalaciones escolares van a poner fin a esta situación. Es preciso ir a la raíz: la crisis de la familia; la ausencia de autoridad; el desprestigio del esfuerzo personal y también los defectos demostrados de la coeducación, son algunos de los factores claves que hacen de la educación actual un verdadero desastre. Pero además son el caldo de cultivo perfecto para el fracaso escolar. Y no debemos perder de vista que éste suele ser a la larga el abono idóneo para el fracaso existencial de muchos jóvenes. Los remedios son varios pero para todos ellos una condición es imprescindible: llegar a tiempo. Como afirma José Ramón Ayllón, está claro que los jóvenes son siempre una promesa que se puede cumplir o malograr. Y que su educación será siempre la mejor inversión de una familia y de un país[58].

En definitiva, la educación diferenciada, aunque no es ni mucho menos la única solución a los problemas de la educación en España, sí puede ser un paso más hacia una enseñanza de calidad. Sin embargo, a pesar de ser la opción por la que están apostando los países más desarrollados de nuestro entorno, aquí en nombre de una neutralidad laica el sistema educativo no deja espacio para las diferencias. En España, lo moderno es lo obsoleto. En fin, como se suele decir, “Spain is different”.

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Notas:

[1] En relación con las experiencias llevadas a cabo en Australia, podemos citar el éxito del Appin Park Primary School en Melbourne, donde por acuerdo de los padres, profesores y alumnos se constituyeron varias clases diferenciadas por sexos produciéndose una notoria mejora en comportamiento y rendimiento del alumnado. Los datos se recogen en el Diario más prestigioso de Melbourne: The Age; By Shane Green; Education Editor; October 11; 2004.
[2] Datos obtenidos de www.arvonet.es.
[3] Al respecto es destacable el estudio realizado por la International Organisation for the Development of Freedom Education (OIDEL), éste concluye que entre las primeras 50 mejores escuelas del Reino Unido, 36 son diferenciadas.
[4] Vid. al respecto : Timesonline; Single-sex schools get top markrs; november 18, 2004; by Christina Odone.
[5] BBC News ; 1/12/2004.
[6] Michel Fize; Les Piéges de la mixité scolaire ; Presses de la Renaissance; 2003.
[7] Ignacio Archeaga; Coeducación: Lo obsoleto es el modelo único.2004.
[8] Podemos citar otras experiencias, como la de Pam Horton, directora del colegio de North Jefferson, en Kimberly, donde se han separado a chicos y chicas: “El motivo para este cambio es que los chicos y las chicas aprenden de manera diferente, así que se les debe enseñar también de diferente manera....hemos detectado menos problemas de disciplina y apreciamos calificaciones más altas”.
[9] Merece la pena destacar en este sentido la obra de Rosemary Salomone: Same, different, equal: rethinking single-sex schooling; y el libro de Christina Hoff : “The war against Boys: how feminism is harming our young men”, en el que propone dar una oportunidad a las escuelas de sexo único.
[10] Vid. Al respecto el libro de la antropóloga Hellen Fisher : “El primer sexo”; 2003.
[11] Stevens Rhoads, en su libro “Taking sex differences seriously” (2004), expone las conclusiones a las que ha llegado tras años de investigación y estudio, dando cuenta de las diferencias sustanciales que existen entre hombres y mujeres desde antes incluso de nacer. Demuestra, por ejemplo, que la agresividad es más propia del sexo masculino, y que los hombres tienden más a competir, mientras que las mujeres prefieren cooperar.
[12] Christina Hoff Sommers; Dar una oportunidad a las escuelas de un solo sexo; 2004.
[13] Christa Meves; Varones disminuidos y chicas frustradas; 2003.
[14] Titulado así en contraposición al libro de la feminista Simone de Beauvoir, “El segundo sexo” (1949), en el que afirmaba que “la mujer no nace sino que se hace”.
[15] Científicos estadounidenses han establecido que las diferencias genéticas entre el hombre y la mujer son mucho mayores que la mera apariencia física, especialmente en el campo de la salud. Mary Lou Pardue, del Instituto de Tecnología de Massachussets, en un informe reciente, afirmó que el sexo masculino o femenino en el campo de las diferentes reacciones ante las enfermedades “tiene una relevancia e importancia que ni siquiera hemos empezado a imaginar” .
[16] Víctor García Hoz, prestigioso pedagogo español de los últimos tiempos, siempre mantuvo la necesidad de una atención personalizada al alumno por medio de tutorías, en las que el tutor se preocupara no sólo de la vida escolar del niño o niña sino también de su vida familia, integración, amigos u otros problemas del menor. La obra clásica de García Hoz, Educación personalizada, publicada en 1971, ha dado lugar a un Tratado de Educación Personalizada de 33 volúmenes publicado por Rialp entre 1988 y 1997.
[17] Vid. En este sentido el trabajo de Ramón Pérez-Juste: “Pluralismo educativo y calidad de enseñanza”; en la obra colectiva: Educación y democracia; 2004.
[18] Vid. al respecto los datos proporcionados por la National Association for Single Sex Public Education (NASSPE); Girls´Schools Association (GSA); Alliance of Girls´Schools (Australasia); International Boys´Schools Coalition (IBSC).
[19] Miguel Riera es Director del Colegio La Farga en San Cugat de Vallés (Barcelona).
[20] Entre tales estudios destacamos los siguientes: ROSEMARY SALOMONE; Same,different,equal: rethinking single-sex schooling (2003); CHRISTINA HOFF; The war against boys: how feminism is harming our young men (2003); HELLEN FISHER; El Primer sexo; 2003; CHRISTA MEVES; Varones disminuidos y chicas frustradas; 2003; MICHEL FIZE; Las trampas de la coeducación; 2003; NICOLE MOSCONI; Effects et limits de la mixité scolaire; 2004; LAURE POINSOT, Igualdad de oportunidades entre chicos y chicas en la escuela: ¿las cosas se mueven ya en Francia?; artículo de :http://www.penelopes.org.
[21] Un estudio publicado en la Revista Business Week, How the educational system bombs out for boys?(2003), llega a cifrar la diferencia entre chicos y chicas en dos años en cuanto al desarrollo en lectura y escritura.
[22] Datos obtenidos de la página web del Colegio Intisana (Quito, Ecuador); 2004.
[23] Justo Arnal Agustín ; Educación separada/coeducación. Problema y actualidad de siempre; Rev. De Asuntos Educativos, n.13.
[24] Christina Hoff ; La guerra contra los chicos ; 2003.
[25] Nicole Mosconi; la mixité dans l´enseignement secondaire: un faux semblant?, PUF, 1989; Effets et limits de la mixité scolaire, 2004; Mixité scolaire et democratie, 2004; Femmes et savoir, 2004.
[26] Michel Fize; La Vanguardia; 15/9/04.
[27] Sobre la « vulnerabilidad » masculina, vid. Kraemer, S: The fragile male; British Medical journal; 2000.
[28] En este sentido la Revista electrónica Politicalaffairs.net, en un reciente artículo de Joel Wendland, se pregunta si los chicos se están convirtiendo en el “sexo débil”.
[29] Jennifer Wolcott; The Christian Science Monitor; (25/X/04).
[30] Joel Wendland ; Reversing the Gender gap ; Politicalaffaire.net.
[31] Wayne Martin; The Birmingham News; agosto, 2004.
[32] National Institute on Grugs Abuse; Infofacts; Ritalin; 2004
[33] Christa Meves; Fördergemeinschaft für Schulen in Freier Tägerschaft; 2003.
[34] Cristina Hoff Sommers ; La guerra contra los chicos, 2003.
[35] Entre otros vid., C.RIORDAN, Girls and boys in school: together or separate?; New York; teachers College Press; 1990; D.G.SMITH; Women´s colleges and coed colleges: is there a difference for women
[36] V.E.LEE, H. MARKS y T. BYRD: Sexism in single-sex and coeducational secondary school classrooms. Sociology of Education; 1994.
[37] Jennifer Wolcott, en The Christian Science Monitor (25/5/04), refleja el auge de las escuelas masculinas en los Estados Unidos.
[38] José Ramón Ayllón; Cinco Claves de la educación.
[39] Autor del Libro de las Virtudes para niños y jóvenes.
[40] Vid. Al respecto, R.A.Noe; Women and mentoring, a review and research agenda; Academy of Management Review; 13; 1988.
[41] Vid. Al respecto, Daniel J. Flannery: School Violence Risk. Preventive intervention and policy. O el monográfico de la Revista Educación; n.313; 1997; mayo-agosto; “La violencia en centros educativos”.
[42] Para Rousseau el proceso educativo de los niños se basa en la experiencia y en el respeto a la personalidad y debe proporcionarle conocimientos adecuados para convertirse en un sujeto libre, con criterios propios y autónomo. Por el contrario, la educación de las niñas debe ir encaminada a hacer de ellas sujetos débiles y dependientes del sexo opuesto (Emilio o De la educación, 1762).
[43] Decreto de admisión de alumnado en los centros docentes no universitarios sostenidos con fondos públicos en la Comunidad Autónoma de Castilla- La Mancha (DOCM 5/3/2004).
[44] Sentencia n.528 y n.533.
[45] AGEA; En defensa de la educación separada por sexos. Que la coeducación no se imponga como un dogma; 2004.
[46] La Audiencia Nacional, en sentencia de 20 de diciembre de 1999 señala: “el hecho de que en un centro docente se impartan enseñanzas sólo a niños o solo a niñas, no puede considerarse que suponga una discriminación por razón de sexo desde el momento en que los padres o tutores pueden elegir, dentro de un entorno gratuito de enseñanza, entre los diversos centros existentes en un determinado territorio”.
[47] Citado por Ignacio Archéaga; Coeducación: Lo obsoleto es el modelo único; 2004.
[48] www.singlesexschools.org
[49] John Gray; Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus; ed: Mondadori; edición del 2000; pág.20.
[50] Vid. Al respecto el punto 4 de la Carta de la Congregación para la doctrina de la de a los obispos de la iglesia católica sobre “La colaboración del hombre y la mujer en la iglesia y en el mundo” (31 de julio de 2004).
[51] John Gray; Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus; ed: grijalbo-mondadori; 2000; págs.17-23, passim.
[52] Michel Fize; La Vanguardia; 15/9/04.
[53] Para el Ministerio de Educación y Ciencia, la educación diferenciada no existe. Si entramos en su página web encontramos un apartado dedicado expresamente a explicar qué es la “coeducación” y sus ventajas sin hacer ninguna referencia en absoluto al sistema de educación diferenciada, como si no existiera o no se mereciera ni una mención. Vid. www.cnice.mecd.es
[54] Ortiz Díaz, J; La libertad de enseñanza, 1980; Málaga.
[55] Legrand; Les Politiques de l´Education ; PUF ; París ; 1998.
[56] Norberto Bobbio; Derecha e izquierda. Razones y significados de una distancia política;Madrid; Taurus; 1995
[57] López Rupérez; R; Libertades educativas e igualdad de oportunidaes, en la obra colectiva: Educación y democracia; 1994.
[58] José Ramón Ayllón; La educación escolar,2004.

EL SENTIDO DE LA LIBERTAD

[Reflexionar sobre la libertad es siempre bueno. Sobre todo porque es uno de los dones más grandes que tiene la persona. Pero también es importante aclarar conceptos porque de la libertad se habla en varios sentidos y no sólo en el lenguaje filosófico, sino también en la calle; y esto produce, no pocas veces, ambigüedad y confusión sobre cuál es el verdadero sentido de la libertad humana. Este artículo aporta luz sobre el valor y el sentido de la libertad. Fue escrito por un filósofo apasionado por la verdad y la libertad, que falleció en un accidente de montaña, en el Pirineo, el día 26 de diciembre de 1996.]

#126 ::Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por Ricardo Yepes Stork, profesor de Filosofía

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Pocas palabras tienen hoy tanto prestigio como libertad. Los europeos, desde hace más de doscientos años, han hecho de ella uno de los valores más importantes de la vida humana. La historia de este empeño es rica e instructiva, y nos pone ante el valor intrínseco que la libertad realmente tiene, que es grande y decisivo.

Tras una experiencia de varios siglos, junto a importantísimos avances en el logro de una libertad real para todos, se han hecho también evidentes algunas consecuencias negativas del uso de la libertad característico de la sociedad moderna. Precisamente por eso, hoy en día comienza a imponerse un clima de opinión que toma la libertad de una manera más profunda y verdadera de lo que muchas veces se ha hecho en el pasado. Por ejemplo, en el mundo moderno con cierta frecuencia se ha sólido identificar la libertad con la mera ausencia de impedimentos exteriores, lo cual, en el fondo, es reducir su verdadero alcance y empobrecerla. Es éste un concepto de libertad insuficiente y reduccionista. Para alcanzar una visión más completa de la verdadera naturaleza de la libertad, es preciso entender primero ese reduccionismo tan frecuente.

Una noción insuficiente de la libertad

Hoy en día se enseña poco a querer. Quizá por eso hay cierta crisis en los proyectos vitales, y abunda una felicidad bastante gris, ceñida al cómodo bienestar del fin de semana, a las vacaciones, a la siempre provisional ausencia de dolores y molestias. La causa de la pequeñez de los deseos suele deberse, entre otras cosas, a dos factores: la importancia excesiva que se da a lo que uno tiene, y no a lo que uno es, y el equivocado concepto de libertad al que antes nos referíamos.

La libertad, en efecto, se identifica muchas veces con poder hacer todo lo que uno quiera, siempre que no se perjudique a los demás. Este modo de entender qué significa ser libre concede primacía a la toma de decisiones en presente, promueve elegir lo que yo quiera cuando yo quiera, y sólo toma la precaución de no perjudicar a los demás para evitar ser molestado o interrumpido en aquello que quiero hacer. Se parte del supuesto de que lo que elijo es bueno por el mero hecho de que lo elijo libremente; los demás deben limitarse a respetar mis decisiones, no porque sean buenas o malas, sino porque son las mías, y no las suyas. Entonces respetar la libertad ajena consiste en no inmiscuirse en las decisiones de los otros, aunque sean demenciales o erróneas.

Cuando se entiende así la libertad, se postula que cada uno debe poder hacer lo que quiera, sin que los demás se lo impidan. Todas las relaciones entre los hombres serían entonces fruto de sus decisiones libres, y del mismo modo en que se establecen vínculos y relaciones voluntarias entre ellos, del mismo modo esos vínculos y relaciones se disuelven cuando la libre voluntad de las partes así lo establece. No habría entonces ninguna relación ni vínculo entre personas humanas que tuviera carácter irrevocable: todo puede y debe ser cambiado cuando la libre decisión de los afectados así lo decida. No hay nada sustraído al omnímodo poder humano de decisión.

Esta mentalidad entiende que libertad y compromiso se oponen en la medida en que no me comprometo ni me obligo, mi libertad queda a salvo, pues no estoy atado, ni dependo de otros; puedo seguir decidiendo lo que quiera. Cuanto menos incluyo mi futuro en mis decisiones presentes, más libre estoy en el futuro para hacer lo que en ese momento me apetezca, menos condicionado me encuentro. Según este modo de pensar, libertad significa independencia, emancipación, no estar sujeto ni atado a nada ni a nadie.

Y así, nadie estaría obligado a mantener un vínculo proveniente del pasado si en el presente no desea mantenerlo. Libertad significa entonces ausencia de vínculos permanentes y estables: debo poder hacer lo que quiera siempre y en todo momento, sin que yo quede obligado por mis propias promesas o decisiones anteriores puesto que puedo cambiar de opinión, de gustos, de circunstancias y de situación, y en tales casos mi libertad debe poder seguir ejerciéndose. Por eso no puedo ni quiero atarme: dejaría de ser libre.

La libertad como desarrollo de la persona

Este modo de concebir la libertad tiene muchas dificultades intrínsecas. La más evidente es que se trata de una libertad que no se hace cargo de una realidad sencilla: vivir no es sólo presente, sino también pasado y futuro

En efecto, del pasado recibo una herencia, una situación, una educación, unas circunstancias determinadas que me condicionan para cualquier decisión que quiera tomar. Decir que cabe una libertad completa e independiente de todo es sencillamente una fantasía, y denota falta de realismo, puesto que ninguno puede prescindir de las condiciones en las que vivimos ahora mismo, y ellas son, por así decir, el campo de juego dentro del cual nuestra libertad puede ejercerse. Si yo soy italiano y mido un metro setenta, esas circunstancias condicionan mi libertad, me guste o no. Por eso ni mi libertad ni la de nadie es absoluta: yo no puedo decidir siempre todo lo que quiera, sencillamente porque muchas cosas son imposibles para mí, por ejemplo haber nacido hace cuatrocientos años.

La libertad del hombre no es por tanto ilimitada. Su primer límite es la propia situación en la que uno vive y está: es contando con ella y a partir de ella como puedo ejercerla Una libertad que no dependiera de nada ni de nadie, una libertad total, sencillamente sería inhumana, irreal e imposible. En la medida en que vivo en una situación histórica, real y concreta, en una familia, ciudad y época determinadas, en esa misma medida dependo y soy según ellas, y ejerzo mi libertad dentro del marco que ellas me proporcionan.

En segundo lugar, la vida humana se hace siempre contando con el futuro, y la libertad se ejerce también mirando hacia adelante. Si se pone el acento en que lo importante de la libertad es el presente, y se identifica con poder elegir lo que yo quiera en cada momento, entonces se olvida la pregunta ¿libertad, para qué? Si no hay un puerto hacia el que dirigirse, si no hay una tarea que valga la pena, un ideal atractivo cuya consecución merezca sacrificios, si no hay unos valores de fondo que inspiren la conducta y den a la vida un rumbo constante y coherente, entonces la libertad se convierte en un juego, en el capricho de elegir wiskhy o ginebra sin preocuparse del largo plazo.

La libertad se pone interesante desde el momento en que asume tareas importantes y comprometidas. Basta pensar en qué es la vida profesional para darse cuenta de que ser libre exige llenar la vida de contenido, tener un tajo cotidiano, un lugar que ocupar en la sociedad. Si no, carecemos de identidad. El hombre, al cabo del tiempo, termina siendo aquello que pone en práctica. Si no hay tarea que realizar, uno no es nada ni nadie: viene el vacío, la pérdida de sentido de la vida, la sensación de inutilidad, e incluso la frustración. De todo esto se infiere que cuando la libertad asume tareas y riesgos, se compromete, apuesta por un proyecto, por un ideal o por una persona. Y por eso la libertad se vincula a ellos, pasa a estar a su servicio, por decirlo así. La libertad adquiere sentido cuando tiene un para qué, cuando está al servicio de una causa, cuando se compromete por ella y en ella.

Por eso se suele decir que la grandeza de un hombre se mide por la calidad de sus vínculos, que es tanto como decir, por la calidad y altura de las metas e ideales que se ha propuesto alcanzar. Es importante insistir en que la grandeza de la libertad se mide por la categoría de la realidad a la que apunta, esa realidad que ella misma ha elegido. Si todo lo que puedo elegir es whisky o ginebra, mi libertad no pasa de ser un capricho, una trivialidad.

Dicho de una manera resumida: la libertad no es sólo libertad de elección, sino también libertad moral, es decir, el proceso de desarrollo ético y humano de la persona. No basta sólo con elegir esto o aquello; hay que elegir bien, hay que elegir aquello que contribuya a nuestro mejor desarrollo como hombres y como personas. No basta elegir para ser libre, hay que elegir bien, hay que elegir lo mejor. La libertad no es tanto elegir como elegir bien, es decir, dirigir mis pasos hacia una meta, organizar mi vida, mi tiempo futuro, en torno a una tarea, a un ideal que valga la pena. La libertad, y esto es importante, no es autosuficiente, no se basta a sí misma necesita el bien para poder realizarse. Si elige mal, se equivoca; aunque se equivoque libremente, es mejor para ella acertar libremente. Y el acierto de la libertad está en elegir lo mejor para la persona.

Así pues, no se puede aislar la idea de la libertad de la idea del bien. El bien es el para qué de la libertad. Es un bien libremente elegido. Por eso la elección del bien es la realización de la libertad. Elegir mal, equivocarse, es un uso de la libertad que daña a la persona porque las decisiones de la libertad son acumulativas, es decir, si se elige una vez bien, la siguiente es más fácil volver a elegir bien, mientras que elegir mal prepara el camino para volver a equivocarse. Por eso suele decirse que la elección habitual del bien se llama virtud (un hábito bueno, positivo, enriquecedor), mientras que la elección habitual del mal se llama vicio (un hábito degradante para la persona).

La libertad de los otros

Decir que mi libertad acaba donde empieza la de los demás es una manera de poner de relieve otro de los límites de ella. Pero esto no debe entenderse en un sentido puramente negativo, como si se tratara de hacer lo que yo quisiera sin otro criterio que abstenerme de perjudicar a los demás. Si lo entendemos así, volvemos al planteamiento reduccionista que vimos anteriormente, según el cual ser libre consiste ante todo y sobre todo en elegir lo que yo quiera, sin coacción alguna.

Debajo de esa idea reduccionista subyace un planteamiento individualista de la sociedad, según el cual cada hombre vive dentro de una esfera y de un espacio propios y aislados, en los que él sólo es soberano y donde nadie puede entrar. Esta idea de que el hombre es un individuo soberano dentro de su propio territorio, en el cual los demás son unos extraños, ha sido muy común en ciertas tradiciones políticas y morales europeas, por ejemplo el liberalismo.

Hoy en día este planteamiento individualista aparece ya como insuficiente, por insolidario y poco realista: la sociedad no es una suma de espacios autónomos de individuos libres y emancipados, sino un entramado donde se comparten los bienes comunes que sustentan y hacen posible la sociedad. Uno de esos bienes compartidos y mutuamente otorgados es la libertad: sin la ayuda de los otros yo no puedo alcanzar mi madurez y mi emancipación, ni puedo mantener mi libertad. Que yo pueda ser libre depende de que los demás me reconozcan como tal y, por tanto, mi libertad se constituye desde la libertad de los demás, y no aisladamente.

La sociedad es un ámbito de bienes comunes y compartidos dentro del cual los hombres se reconocen unos a otros como seres libres y responsables, pues todas las decisiones que yo tome respecto de mi propia persona acaban repercutiendo en los demás, pues ellos quedan afectados, aunque yo no quiera, por lo que suceda conmigo, y por ello son y se sienten responsables de lo que yo haga: es algo que antes o después les afecta. Por eso mis elecciones libres, además de quedar medidas por la realidad a la que apuntan, se miden también por la conformidad o disconformidad que tengan con los valores comunes de la sociedad en la que vivo.

En toda sociedad hay una tabla de valores compartidos, recibidos muchas veces de la propia tradición cultural, científica, moral y religiosa. Son esos valores los que marcan los cauces a través de los cuales se desarrolla y crece la libertad de cada uno de los miembros de esa sociedad. La manera más enriquecedora de ejercerla es asumir la tarea de realizar esos valores de una manera personal y creativa.

Así se vuelve a ver que la libertad sola no basta, no es un valor absoluto. Junto a ella hay que poner otros valores que la comunidad a la que pertenecemos pone en nuestras manos y para cuya aceptación y realización se precisa la intervención de la libertad, pues con ella esos valores se convierten en ideales, convicciones y tareas de la persona, una persona que no es un individuo aislado, autónomo e independiente, sino un miembro activo de una comunidad donde su vida y su libertad continuamente se integran y se encuentran con la libertad y la vida de los demás.