MERKEL Y LA LIBERTAD
[Con un discurso cargado de fundamentos éticos, la canciller alemana Angela Merkel —como Presidenta de turno de la UE— pretendió dar impulso a
Merkel aludió claramente en su discurso al importante mensaje que el Papa Benedicto XVI había lanzado la víspera (24 de marzo), con motivo de cumplirse los 50º años del Tratado de Roma. Merkel se refirió expresamente, con la naturalidad de lo que es verdadero, a las raíces cristianas de Europa: “La libertad -dijo- es la principal fuerza del ser humano. y el ser humano está en el centro de nuestra acción. Su dignidad es inviolable. Y yo añadiría que esa concepción del hombre proviene, a mi entender, también de las raíces judeocristianas de Europa.”
Ahora que hay tantos remilgos para reconocer esas raíces de Europa —lo “políticamente correcto” es el rechazo— resulta ilustrativo ese discurso de Merkel. Y me ha llevado a releer un libro publicado en 1980 por
o “‘Europós’, ‘que ve bien, que ve lejos’. Este nombre (…) manifiesta su vocación, su misión. Europa posee un alma que los europeos ya apenas conocen. Ha modelado el mundo a lo largo del milenio que está a punto de acabar”.
o “… Antiguo y Nuevo Testamento fundidos en uno han determinado el código moral del que esta civilización se alimenta: respetar el bien común y el bien del prójimo; defender las tierras en las que el pueblo al que se pertenece está implantado; obedecer la ley escrita o transmitida, y a quienes están investidos de autoridad; proteger a los débiles; mantener los compromisos; respetar padre y madre; crear un hogar con una persona de sexo contrario; observar la fidelidad; educar a los hijos propios, sobre todo en la edad primera; trabajar ‘con el sudor de la frente’; dar buen ejemplo a los jóvenes.”
o “Estos preceptos y reglas —y otros muchos— han forjado el alma de Europa, han formado su memoria colectiva”.
o “El producto más asombroso, a primera vista, de Europa es la democracia, el sistema político ‘de esencia evangélica’ (Bergson), que se sitúa en la cima de los sistemas que gobiernan los hombres. La democracia nació del principio eminentemente cristiano de que todos los hombres, imágenes de Dios, son del mismo valor. Una cultura de castas es impensable en Europa. Cierto que ha hecho falta una revolución sangrienta para abolir la que prevalecía en Francia. Pero esa revolución es hija bastarda, aunque a escondidas, de los valores vivos del Evangelio.”
Respecto al mencionado mensaje del Papa Bendicto XVI, con ocasión del 50º aniversario del Tratado de Roma, decía Juan Vicente Boo en el ABC de Sevilla (25-III-2007):
Y más adelante: “Su preocupación principal se refería a los derechos de las personas y los valores. Sin necesidad de mencionar explícitamente el aborto o la eutanasia, el Santo Padre reivindicó ‘el derecho a la objeción de conciencia’ y advirtió que ‘una comunidad que no respeta la auténtica dignidad del ser humano, olvidando que toda persona ha sido creada a imagen de Dios, termina por no ayudar a nadie’. Si al pragmatismo o a la ley del más fuerte en la política ‘se añaden corrientes laicistas y relativistas, se termina negando a los cristianos el derecho a intervenir como tales en el debate público’."
Quien quiera leer el discurso íntegro del Papa, puede hacer clik aquí.
Publicamos ahora un artículo titulado “Merkel y la Libertad”, escrito por
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La firma de
Cuando
Una de las grandes aportaciones de Europa a
Hay un dato objetivo que a cualquier mentalidad científica medianamente preparada permitiría predecir las consecuencias que se acercan. El dato es el constante descenso demográfico que se experimenta en Europa en los últimos años. La predicción no es compleja. Si seguimos con esta tendencia, le quedan años contados a Europa.
Hölderlin escribió que “Donde está el peligro, allí surge también la salvación”. Cuando el Imperio Romano se encontraba tambaleándose, cerca ya de su desplome, un obispo africano escribió un libro que contribuyó sin duda a la salvación de Europa. Se trata de las Confesiones, y su autor es San Agustín. Es difícil encontrar un ejemplo más claro de la aportación cristiana más importante a la civilización europea: el reconocimiento de la dimensión espiritual de
Agustín, en sus primeros años, habría pasado perfectamente como un joven moderno de hoy en día. No se privó de nada con tal de gozar al máximo de
Y sin embargo, el éxito y la fama no llenaban a Agustín. La lectura de las Confesiones pone de manifiesto la fuerza espiritual de
En el momento actual en que la fuerza interior del hombre aparece tan debilitada, los europeos necesitamos recordar la voz de Agustín en sus confesiones íntimas: “Me sentía aún cautivo de mis iniquidades y me recriminaba diciéndome: ¿hasta cuándo voy a continuar diciendo ¡mañana! ¡mañana! ¿por qué no hoy? ¿por qué no poner fin a mis tropiezos en este mismo momento? (…) Tomé las epístolas
El testimonio de
El desvelamiento del yo espiritual, al que contribuyeron autores cristianos como Agustín, ha configurado la concepción del hombre en la civilización europea. Merkel ha señalado las raíces judeocristianas de nuestra cultura, que han aportado un sentido íntimo y personal de la libertad. Ésta no