02 febrero 2005

SABER LEER LA FAMILIA COMO FENÓMENO SOCIAL

[Es bien conocido el prestigio internacional de Pierpaolo Donati, Profesor Ordinario de Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia y académico de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales. La X Sesión Plenaria de esta Academia, que se celebró del 29 de abril al 3 de mayo de 2004, sobre el tema “Intergenerational Solidarity, Welfare and Human Ecology”, congregó en Roma a los 33 académicos dispersos por todo el mundo; el Prof. Donati presentó una comunicación sobre "Política social, política de la familia y solidaridad entre generaciones". Entre sus numerosas publicaciones mencionamos aquí sólo una obra de referencia obligada para todos los estudiosos de la sociología: el "Manual de Sociología de la Familia" (versión española de Editorial Eunsa, 2003). Presentamos el texto que constituye la introducción del manual y que el autor titula "Saber leer la familia como fenómeno social".]

#111 ::Hogar Categoria-Matrimonio y Familia

por Pierpaolo Donati

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1. En los últimos años se han publicado diversos manuales de sociología de la familia. El lector se preguntará: ¿qué necesidad hay de escribir otro manual?
La respuesta que puedo ofrecer es, en cierto modo, una provocación: ninguno de esos manuales ofrece una visión de la familia desde el punto de vista de la familia. Puede parecer paradójico, pero es así. La mayor parte de los manuales de sociología de la familia contempla a esta última desde otros puntos de vista (desde el sistema económico, desde el Estado, desde los mass me­dia, etc.) y, generalmente, como una especie de «residuo histórico», que sufre los grandes cambios de la sociedad que le rodea. Concretamente, en una sociedad que se hace más compleja y global, se dice que la familia camina hacia formas más plurales y fragmentarias, con un rol progresivamente más débil y marginal en la organización social. La sociología contempla a la familia desde el exterior. Pocos textos intentan interpretar el fenómeno familiar «desde dentro» de lo que sociológicamente significa y expresa. Por lo general, se suele dejar a la psicología o a la historia literaria de los sentimientos la observación interna de la familia. Pocos sociólogos ven a la familia como realidad vital, capaz de asumir nuevas formas y de regenerarse continuamente.

Este manual propone una lectura diferente de la familia. Intenta observar la familia interna y externamente. Adoptar el punto de vista de la familia significa indagar cómo la propia familia -a diferencia de otros posibles observadores- define la relación entre su realidad y su entorno con los correspondientes problemas de interacción, límite e intercambio. Entre otras cosas, esta perspectiva ayuda a revelar cómo cambia la familia, al tiempo que permanece.

La clave de lectura propuesta es la siguiente: «no nos preguntamos qué es la familia», presuponiendo que exista un objeto predefinido; nos preguntamos qué es, qué significa, hacer familia. La respuesta hacia la que nos orientamos es que hacer familia significa participar en un fenómeno social específico (sui generis) que expresa instancias y dinámicas peculiares, instancias y dinámicas que se relacionan con el resto de dimensiones y esferas de la sociedad.

Nos interesa comprender la familia como fenómeno original, originario, «primordial», que se mantiene como tal en la sociedad postmoderna. Y que, por tanto, justifica un nuevo manual, que se dirige a quien estudia la familia para elaborar una perspectiva no a priori del fenómeno familiar.

2. La propuesta de este manual es entender y explicar la familia como hecho emergente que se distingue del resto de relaciones sociales por poseer las siguientes connotaciones:

a) La familia es una relación original, peculiar en cuanto que sigue criterios de diferenciación propios. No es, como sostienen algunos, una relación primaria que pueda asimilarse a otras (aunque presente ciertas semejanzas). Es una relación de género propio, que corresponde a exigencias funcionales y suprafuncionales no sustituibles por otras relaciones sociales. A diferencia de otros grupos primarios, la familia está caracterizada por una forma específica de vivir la diferencia de género (que implica la sexualidad) y las obligaciones entre las generaciones (que implica el parentesco). Éstas son las dos dimensiones a partir de las cuales la familia sigue criterios de diferenciación propios, que la distinguen de otros grupos primarios (por ejemplo, formas de convivencia basadas en la amistad). El que actualmente la distinción familia/no-familia pierda sus contomos indica, por una parte, el desgaste de ciertos valores y, por otra, la emergencia de otros criterios de distinción.

b) La familia es una relación originaria, autoproducida, en cuanto que se construye a partir de factores sociológicos autónomos, y no puede entenderse sólo como el resultado de factores individuales (motivos psicológicos) o colectivos (motivos económicos, políticos o incluso religiosos), o de su mezcla. Los factores originarios son relacionales. La familia existe socialmente si y en la medida en que estos factores adquieren consistencia autonormativa, y como tales generan una dinámica propia. Dicho en otros términos, la familia surge por impulsos internos, que no pueden reducirse a fuerzas externas o a motivos propios de otras esferas de relación (como los sentimientos, la utilidad, la autoridad o el poder, la búsqueda del sentido último de la vida), aunque estas fuerzas y causas externas se mezclan con los motivos que la originan. Estos motivos están ligados a la lógica del intercambio simbólico, o bien al don en un preciso contexto, concretamente en el contexto de la relación de reciprocidad plena entre géneros y generaciones.

c) La familia es una relación primordial, que existe desde el inicio, tanto en sentido filogenético (en cuanto que la familia está en el origen de la especie humana), como en sentido ontogenético (en cuanto que, en cualquier tiempo y lugar, el individuo se introduce en la sociedad, y madura su participación, de forma más humana cuanto mejor está apoyado por la mediación de una familia).

d) Como cualquier otra relación social, la familia es una entidad invisible para el observador inmediato (in-mediato, no reflexivo). Incluye referencias simbólicas (refero) y vinculaciones (religo) que sólo se expresan parcialmente, y que, aunque estén latentes o escondidas, se experimentan realmente. Las relaciones familiares sólo pueden definirse parcialmente, ya que muchos de sus aspectos están en continuo devenir. La relación-familia no sólo activa mediaciones: consiste en mediaciones que, como tales, no son visibles, y nunca aparecen totalmente formalizadas ni son cuantificables. De todo ello, sólo en parte los individuos son conscientes. ¿Dónde están las peculiaridades de estas referencias y vinculaciones? En el hecho de que están unidas a una particular identidad solidaria (una identidad que consiste en nexos solidarios singulares), de la que depende un código cultural particular, el código del amor desde la perspectiva de la procreación (no sólo físico-biológica, también psicológica y social), en el que se realiza el proceso de la descendencia- alianza-descendencia.

En la medida en que se formalizan las relaciones que llamamos familiares en sentido estricto (y no en sentido analógico), de la familia como grupo social nace la familia como institución social, cuya importancia reside en hacer explícitas y reguladas las mediaciones funcionales y suprafuncionales entre el individuo y las esferas extrafamiliares, entre los elementos naturales y los culturales, entre las dimensiones privadas y públicas de la vida social.

3. Leer la familia de esa forma es el objetivo de este libro:

En la primera parte nos preguntamos: ¿por qué existe la familia? La respuesta es que representa el modo primordial de ser de lo social y consiste en una relación de reciprocidad plena entre sexos y generaciones.

En la segunda parte el interrogante es el siguiente: ¿cómo se organiza la familia? Se trata de ver cómo se constituye la familia a partir de dos ejes, concretamente el eje del gender y el eje de las relaciones intergeneracionales.

En la tercera parte se afronta cómo se va modificando la familia en la sociedad contemporánea. Se intentan comprender los procesos de morfogénesis familiar, que pueden sintetizarse en la emergencia de la «familia relacional», en las nuevas dinámicas de la pareja y en las mutaciones de las modalidades procreadoras.

En la cuarta parte nos preguntamos ¿cuál será el lugar de la familia en la sociedad del mañana? Para responder a este interrogante debemos saber «ver» las relaciones invisibles que constituyen la familia y a partir de ellas comprender que el lugar de la familia en la sociedad depende de cómo se configura su relevancia para la comunidad, y en concreto, su posición en el conjunto de los derechos civiles, políticos, sociales y humanos de ciudadanía.

4. En la actualidad asistimos a un debate sobre el «declive» de la familia. No es una novedad, este tema ha estado presente en todas las sociedades desde el inicio de la historia humana. Sin embargo, el desafío parece hoy día más crucial y dramático que en el pasado. El motivo es bien sencillo: parecen tambalearse los «fundamentos» de la familia, es decir, las bases que deberían ser sus funciones insustituibles (como el cuidado-educación de los hijos y el apoyo afectivo entre adultos unidos por vínculos afectivos). Dicho en otros términos: ¿es cierto que, en las últimas décadas, la familia ha perdido relevancia y peso social, hasta el punto de convertirse en un residuo histórico, en una simple memoria del pasado, dejando su lugar a una pluralidad de formas de vida en las que, a pesar de aplicárseles el adjetivo «familiar», el concepto de familia carece de referencia sustancial (institucional)?

Por una parte, hay quien niega la tesis del declinar de la familia y tiende a minusvalorar cualquier discurso sobre la crisis de la familia: en general, lo hacen quienes quieren justificar la desmembración de la familia en diferentes formas de convivencia (grupos domésticos y grupos primarios llamados «formaciones sociales»), a las que intentan atribuir la connotación de familiar a partir de la presencia de relaciones afectivas y de ayuda recíproca. Por otra, hay quien sostiene que la familia se ha debilitado, tanto en términos absolutos como relativos, que está en crisis, hasta el punto de no ser ya la institución-eje de la sociedad; se subrayan las consecuencias dramáticas sobre los miembros más débiles de la familia: en concreto, los hijos, aunque también los ancianos, que se ven privados de un punto de referencia seguro.

No es inútil explicar la clave de lectura de los cambios del fenómeno familiar presente en este volumen. Considero que hay motivos para sostener que asistimos a un declive de la familia, pero, al mismo tiempo, también se advierte una regeneración de la familia, de tal forma que es razonable pensar que la familia puede encontrar nuevos procesos que revitalicen su sentido y sus funciones.

El manual intenta mostrar que, a pesar de haber sociólogos que sostienen de forma acrítica las teorías evolutivas del XIX, —según las cuales la familia estaría ante un declive inexorable, reduciéndose a mera pareja de convivencia cotidiana—, se puede sostener que la familia no es un fenómeno sometido a leyes evolutivas lineales o multilineales. La familia es un sistema social vivo que pierde o adquiere funciones, se estrecha o se alarga, según el contexto en que vive. Contexto significa todos los factores relevantes para la vida cotidiana: desde el tipo de instalaciones materiales, al grado de división del trabajo, a las formas y tecnologías de la comunicación y producción económica, a la fuerza del Estado, al tipo de servicios y redes primarias y secundarias de las que se puede disponer, etc.

En resumen, la sociología muestra que la «crisis» que ha afectado a la familia en el mundo moderno ha tenido como efecto la emergencia de nuevos tipos de familia y, por tanto, nuevas reflexiones sobre la familia. De esta forma, si, por una parte, se ha tenido que abandonar cierta forma tradicional de observar los fenómenos familiares, por otra, la familia ha sido objeto de una nueva y amplia reflexión teórica.

Para comprender este proceso es necesario asumir una adecuada perspectiva histórico-social, que no esté hipotecada por premisas evolutivas, sino que atienda a análisis multidimensionales, capaces de penetrar y mantener la riqueza del propio objeto de estudio. Esto significa concebir la familia contemporánea como un sistema complejo, diferenciado y con límites variables, en los que se realiza aquella experiencia que es fundamental para la estructuración del individuo humano como persona, es decir, como individuo en-relación (ser relacional), en sus determinaciones de gender y de pertenencia generacional.

La familia es y permanece como una relación social plena, aunque las formas y contenidos de tal relación se modifican a partir de una continua e inevitable morfogénesis social. Esta última le afecta tanto interna como externamente, estando las dos esferas de relaciones (internas y extemas) en constante conexión, interacción, interdependencia, mediante las mediaciones sociales que la familia activa diariamente.

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