¿EMBRIONARIAS O ADULTAS?

[En este artículo, publicado en El Diario Vasco (28-XI-04), una destacada investigadora bioquímica aclara algunos conceptos que conviene tener en cuenta en el actual debate mediático sobre el pretendido uso de las células madre para curar todo tipo de enfermedades. ]

#072 ::Varios Categoria-Varios: Etica y Antropologia

por Natalia Lopez Moratalla

___________________________

"Las células madre embrionarias no sirven para curar". Una afirmación así de rotunda, como punto de partida de un artículo, habrá sorprendido a más de un lector. Aparentemente entra en contradicción con muchas reivindicaciones que se plantean en nuestros días. Por ello, y aunque haya de ser necesariamente de forma abreviada, quisiera argumentar esta tesis.

La primera cuestión que hay que tener en cuenta en el debate de las células madre es que de hecho las células madre que proceden de embriones y las de adulto son dos realidades biológicas diferentes. Por ello, el empleo de unas u otras para reparar los daños y regenerar las células destruidas por la enfermedad, no es una simple alternativa; no existe una opción equivalente para ambos tipos celulares desde el punto de vista médico. Las de adulto se emplean ya, y con éxito, porque su función propia en el organismo es precisamente sustituir a las células que se mueren. Queda trabajo por realizar, pero ya se crecen en cantidad y con rapidez en máquinas apropiadas y se curan enfermos y no se ha tropezado con efectos adversos colaterales. Las afirmaciones de falta de 'plasticidad" de estas células madre, o de cantidad en el organismo adulto, son ya hoy por hoy muestra de ignorancia o de deseo de desacreditar su potencial terapéutico. Por el contrario no se ha logrado curar ningún animal ni, hoy por hoy, hay ningún dato científico que permita asegurar que las células madre de embriones van a poderse usar para curar enfermos algún día lejano. En el inicio de este campo de la Biomedicina se pensó que tal vez estas células de origen embrionario podrían ser implantadas en el paciente y sustituir la función de células dañadas por la enfermedad, o la lesión. Sin embargo, ha resultado ser un error porque estas células son incontrolables. La agresividad propia de lo que son, un embrión con toda la energía para desarrollarse a organismo, las hace insolventes médicamente. Por todo ello, está plenamente aceptado en la comunidad cientifica que la terapia celular marcha por el derrotero de las células adultas.

Las publicaciones científicas confiesan el fracaso y hablan exclusivamente de su potencial utilidad para investigar. Más aún, incluso para investigar con ellas hay muy serias dificultades técnicas. Una revisión publicada recientemente por el grupo 'pro-embriona-rias' de Stojkovic (Reproduction 128, 259-267, 2004) refleja las dificultades no superadas para obtenerlas, para dirigirlas al tipo deseado y mantenerlas sin cambio; y además, como otros tantos, claman -ironía del destino- por que se les conceda embriones humanos de mejor calidad, en mayor número y no sólo los sobrantes crioconservados. Prueba también de que se sabe a ciencia cierta que son las de adulto las que tienen potencial terapeútico es el paso de los equipos, como el de Bernat Soria, lideres en la orquestación de que los embriones son im-prescindibles para curar a los diabéticos, a trabajar con las células madre de adulto, quedando destinadas las embrionarias a la función de que se aprenda con ellas. ¿Y que se quiere aprender?; mecanismos de expresión de genes y cómo actúan algunos medicamentos en células humanas. Estudios que pueden hacerse con células conseguidas de otras muchas formas diferentes a consumir embriones humanos.

Por suerte, creo que todavía hay muchos los científicos que creemos en el principio ético de que el fin no justifica los medios. Pero incluso, quienes hayan olvidado este principio, habrán de responder a la pregunta de si una mera posibilidad de experimentación, justifica el sacrificio de individuos de la especie humana, aunque sea en su fase embrionaria. Otra buena prueba de que las células embrionarias no tienen valor terapéutico es su nulo valor de mercado: en este mo-mento se regalan y se exhibe su regalo a los bancos de líneas celulares. Las empresas hoy día trabajan con células madre de cordón umbilical y de las que están presentes en los tejidos de adultos (Astrom Biosciences, Cyto-Cell, Stem Cells, Stanford, ViaCell, Therapeutics, Inc Osiris, etc.). Son los centros de fecundación asistida los interesados en producir líneas de células troncales embrionarias, disponibles para investigación, que proceden de embriones humanos congelados. Las escasas empresas que aún trabajan con células madre embrionarias, Geron-Roslin Bio-Med, BioTrasplant y su socia australiana Stem Cell Sciences, intentan sacar adelante el negocio de las líneas celulares madre embrionarias con la explotación de la tecnología de transferencia nuclear (lo que llaman «clonación terapéutica»).

Necesitaríamos otro artículo para poder abordar el tema de la mal llamada «clonación terapéutica», que en realidad, ni es clonación, ni es terapéutica. Me limito ahora a desenmascarar la manipulación de la opinión pública que algunas clínicas-empresas de fecundación in vitro están realizando, al reivindicar la utilización de em-briones y su generación en exceso. De la necesidad imperiosa para la curación de enfermos con embriones «que de cualquier forma van a morir», pretenden pasar a la necesidad imperiosa de proporcionar a parejas no estériles un hijo sano y sin predisposición a cáncer, con el procedimiento de generar ocho o diez embriones, hacerles un caro análisis genético arrancándole una buena proporción de células y dar paso a la vida sólo a aquel elegido y destruir los otros que no se han seleccionado. Sorprendentemente, no hay forma de que estos centros contesten a la cuestión de cuál es la lista de enfermedades que sólo la sospecha de poder padecerlas condena a muerte, a los pocos días de vida. Estas «urgentes, imprescindibles y valiosas»investigaciones con células madres embrionarias que proponen no son más que el reclamo publicitario para reclutar nueva clientela entre los que no son estériles ni ne- cesitan asistencia para tener un hijo.

Las expectativas médicas de las células madre de adulto, las del propio enfermo, están ahí. Insisto en que queda mucho trabajo por realizar pero se hace y a buen ritmo: infarto de miocardio, fístulas, regeneración ósea, del cartílago y del músculo, diabetes, parkinson, etc... Ante esta realidad, no podemos por menos de concluir que la naturaleza es sabia, y nos acaba demostrando que cada célula tiene su propia función: la de los embriones, es la de desarrollar a término todo el cuerpo; la de las células adultas, cumplir la capacidad de regenerar lo degenerado. En definitiva, la ciencia es mucho más eficaz cuando trabaja en la misma dirección que la naturaleza.